Los cristianos con frecuencia no tenemos muchas de nuestras ideas claras por falta de estudio y formación. Celebramos la Navidad con una gran fiesta, lo que está muy bien porque es el día en que Cristo luz del mundo llegó para iluminar y dar sentido a nuestras vidas, pero después casi no hacemos nada para conmemorar el mayor día del año, el día de la resurrección donde Jesús vence a la muerte y confirma todo lo que había enseñado y profetizado, es el día del triunfo del Señor, sin la resurrección, como nos dice San pablo “Vana sería nuestra fe”.
Por eso es que la cuaresma debe recobrar entre nosotros todo su sentido, la Iglesia nos pide hacer un alto en el frenesí y en el estrés en el que vivimos con el simbólico miércoles de ceniza, y luego con pequeños recordatorios como el ayuno de ese miércoles y del Viernes Santo, así como de la abstinencia de carnes todos los viernes de cuaresma. Pero esos símbolos externos y de solidaridad con todos son sólo un medio
Las lecturas de la misa del miércoles de ceniza y viernes siguiente tomada de Joel e Isaías nos dicen entre otras cosa:
«Mas ahora todavía - oráculo de Yahveh - volved a mí de todo corazón, con ayuno, con llantos, con lamentos.»
Desgarrad vuestro corazón y no vuestros vestidos, volved a Yahveh vuestro Dios, porque él es clemente y compasivo, tardo a la cólera, rico en amor, y se ablanda ante la desgracia.
¡Quién sabe si volverá y se ablandará, y dejará tras sí una bendición, oblación y libación a Yahveh vuestro Dios!
¡Tocad el cuerno en Sión, promulgad un ayuno, llamad a consejo
Y en otro pasaje Isaías:
5 ¿Acaso es éste el ayuno que yo quiero el día en que se humilla el hombre? ¿Había que doblegar como junco la cabeza, en sayal y ceniza estarse echado? ¿A eso llamáis ayuno y día grato a Yahveh?
6 ¿No será más bien este otro el ayuno que yo quiero: desatar los lazos de maldad, deshacer las coyundas del yugo, dar la libertad a los quebrantados, y arrancar todo yugo?
7 ¿No será partir al hambriento tu pan, y a los pobres sin hogar recibir en casa? ¿Que cuando veas a un desnudo le cubras, y de tu semejante no te apartes?
8 Entonces brotará tu luz como la aurora, y tu herida se curará rápidamente. Te precederá tu justicia, la gloria de Yahveh te seguirá.
9 Entonces clamarás, y Yahveh te responderá, pedirás socorro, y dirá: «Aquí estoy.» Si apartas de ti todo yugo, no apuntas con el dedo y no hablas maldad.
Es decir, el ayuno y la abstinencia son el llamado a buscar un encuentro con Dios, con nosotros mismos y con los demás para crecer en el conocimiento de la verdad y la práctica de la justicia y la caridad, es prepararnos para acompañar en el memorial de la semana Santa a Jesús en el camino del sacrificio para después festejar su triunfo y tener la certeza de que está ahí con el Padre donde ido a prepararnos una habitación, para cuando llegue el día final de nuestra vida, después de haber luchado y cumplido con lo que nos ha encomendado lleguemos al lugar donde todo es felicidad pues ya no hay más llanto.
Si en verdad todos nos propusiéramos este camino por supuesto que mejoraríamos como personas, haríamos más felices a los que nos rodean y el mundo se transformaría para ser mejor.
No dejemos escapar la cuaresma en la indiferencia de nuestras vidas
Termino con las palabras de B Benedicto XVI: “Queridos hermanos y hermanas, comencemos confiados y gozosos este itinerario cuaresmal. Cuarenta días nos separan de la Pascua; este tiempo “fuerte” del año litúrgico es un tiempo propicio para atender, con mayor empeño, a nuestra conversión, para intensificar la escucha de la Palabra de Dios, la oración y la penitencia, abriendo el corazón a la dócil acogida de la voluntad divina, para una práctica más generosa de la mortificación, gracias a la cual ir más ampliamente en ayuda del prójimo necesitado: un itinerario espiritual que nos prepara a revivir el Misterio”