Píldora del día siguiente
En el cuarto capítulo de su encíclica “Caritas in veritate” Benedicto XVI hace una aguda observación que puede ser interesante comentar: “Hoy se da una profunda contradicción. Mientras, por un lado, se reivindican presuntos derechos, de carácter arbitrario y voluptuoso, con la pretensión de que las estructuras públicas los reconozcan y promuevan, por otro, hay derechos elementales y fundamentales que se ignoran y violan en gran parte de la humanidad”.
La castidad conyugal es una virtud. Esto significa que es una disposición estable del sujeto para actuar bien, una actitud del corazón ante un comportamiento exterior que procede de una rectitud interior expresada en el acto de unión sexual entre un hombre y una mujer unidos por el sacramento del matrimonio. Dicho de manera simple, el acto conyugal debe ser ante todo una expresión del amor a Dios, una búsqueda de El y de su gloria por sobre todo.
Es urgente denunciar y advertir a las mujeres que la píldora RU-486, una píldora abortiva «casera» que se usa en las primeras semanas de embarazo, puede provocar graves daños e incluso la muerte de la madre.
Es urgente dar un claro aviso sobre estos peligros. Pero hacerlo es no sólo insuficiente sino, por desgracia, engañoso. Porque, incluso, si esa píldora fuera «perfeccionada» y no implicase peligros graves para la salud de la madre, no por ello dejaría de ser un producto orientado a una de las mayores injusticias: el asesinato del hijo en el seno materno.
Sonia Sotomayor.
La Jueza Sonia Sotomayor, propuesta por el presidente Barack Obama para ocupar una vacante en la Corte Suprema de los Estado Unidos, confirmó el 16 de julio pasado, ante el comité de asuntos jurídicos del Senado, su ideología abortista cuando se refirió al aborto como “el derecho de una mujer a ponerle fin a su
embarazo” (Life Site, 16-07-09; Life News, 16-07-09).
Utilizando un estilo indudablemente agresivo, el órgano de prensa que representa en San Luis al pensamiento oficial, ha acusado al Papa Benedicto XVI y a la Iglesia Católica de una ignorancia que afectaría fatalmente a la salud de la población.
Dicha acusación, formulada en el editorial periodístico correspondiente al Domingo de Ramos, obviamente no era un tema que pudiera tratarse durante el curso de la Semana Santa, que sigue siendo un tiempo especialísimo de culto, oración y testimonio de fe.
La pastilla del día siguiente, ¿realmente es inofensiva?
La encíclica Evangelium vitae, publicada por Juan Pablo II en 1995, denuncia en diversos momentos los peligros de la “cultura de la muerte”. ¿Qué se entiende con esta expresión “cultura de la muerte”?
Lo primero es darnos cuenta de que la palabra “cultura” tiene muchos significados. Un primer significado alude simplemente al bagaje personal, a la formación adquirida por un individuo, una formación que incluye tanto conocimientos como capacidades para la acción.
En muchos debates son admitidas personas de opiniones distintas, contrapuestas, apasionadas. Los temas de discusión varían enormemente: la vida y la muerte, el aborto y la eutanasia, la fe y el ateísmo, el cambio climático y la globalización, los toros y las medicinas alternativas.
Sobre la “Salud Reproductiva”.
Objeciones fundamentales a la utilización del concepto de salud reproductiva
Las objeciones fundamentales a la utilización del concepto de salud reproductiva son tres:
Estas campañas son etapas del plan de reingeniería social que llevan a cabo los países centrales y se enmarcan en un proyecto de dominio totalitario que tiene como rasgo típico el ataque al hombre en sus dimensiones físicas, psicológica y espiritual. Un totalitarismo que inhibe, paraliza, congela y anestesia la capacidad de juicio personal y la toma de decisiones libres y que se introduce en las "democracias" con trampas del lenguaje que esconden continuos atentados contra la mujer y el niño, como el aborto