Desintegración familiar
Su sueño era matar a su padre
Tim tenía tres sueños: Salir del correccional, convertirse en jefe de una banda y matar a su padre.
A los tres años su madre lo ató a un poste eléctrico y se marchó para siempre. Su padre se encargaría de él. Sí, se encargaría de maltratarlo: Cuatro veces le rompió la nariz y, cuando tenía cinco años, le dio una paliza tan fuerte que lo mandó por dos años al hospital.
El costo social y económico de las familias rotas y los beneficios de familias unidas
Un informe del Institute of Marriage and Family Canada (“Opciones privadas, costes públicos: cómo nos cuestan a todos las familias rotas”) evidenciaba el impacto económico de las familias separadas. Según ese informe, en el año fiscal 2005-2006 se destinaron 6,100 millones de dólares para ayudas a este tipo de familias.
Los beneficios humanos de creer en Dios
Mientras se sigue discutiendo en no pocos lugares, especialmente en países de raigambre cristiano en occidente, el papel de la religión en la vida pública, diferentes estudios científicos ponen de manifiesto los beneficios humanos de la fe.
Subidas y bajadas y un poco de cemento
La vida a veces nos vapulea. Subimos, bajamos, estamos bien y al rato nos tienen que sacar del cubo de la basura. Hoy compramos un billete para ir de vacaciones a tal lugar, y mañana quisiéramos romperlo para quedarnos más tiempo con la familia o los amigos.
Nuestras decisiones tienen muchos ingredientes. Análisis fríos, emociones calientes, presiones de los de casa o en el trabajo, intuiciones y miedos: todo se mezcla y, de repente, decidimos.
Los enemigos de la familia
La familia: es lo más íntimo del ser humano. El lugar en donde el ser humano es iniciado y educado para entender el planeta al que llegó. El lugar en donde le es sembrado su sistema de preferencias, sus gustos y sus amores.
El lugar en donde aprende a distinguir, a calificar, a dirigir y a entender sus sentimientos. Es el lugar, pues, en donde es formado, en donde empieza a utilizar y a manejar sus dos grandes sistemas de aprendizaje: el intelectual y el emocional.
Y los hijos, ¿qué?
Y los hijos, ¿qué?
Por diversas razones, en estas últimas semanas he estado presente en conversaciones sobre la Familia, así, con mayúscula. Un concepto que se ha manejado de muy diferentes maneras y que se ha vuelto el foco de discusión en varios foros. Por ejemplo, un tema de las pasadas elecciones de los Estados Unidos, fue el respeto a la institución familiar, a los valores de la familia tradicional. En varios estados se votó la aprobación o el rechazo del matrimonio homosexual (por cierto, en todos los casos se rechazó el concepto).
El valor de la Unidad Familiar
El valor de la Unidad Familiar
De acuerdo con la mayoría de las investigaciones sobre los valores del mexicano, el de Unidad es el que ocupa el primer lugar entre los valores familiares. La primera impresión es que algo anda mal en este dato. ¿Cómo puede ser que la unidad familiar sea un valor tan elevado, cuando todos vemos familias desunidas en grandes cantidades? Es cierto que, según el censo del 2000 hay 3.3 divorciados por cada 100 casados (suena a muy poco, ¿verdad?), y 7 separados por cada 100 casados.
¿Vale la pena casarse?
Bastantes jóvenes aseguran hoy que no ven razón alguna para contraer matrimonio. Se quieren, y en ello encuentran una justificación sobrada para vivir juntos. Estimo que están equivocados, pero los comprendo perfectamente.
Y es que las leyes y los usos sociales han arrebatado al matrimonio todo su sentido:
a) la admisión del divorcio elimina la seguridad de que se luchará por mantener el vínculo;
Sociedad y familia
¿Es la nuestra una sociedad que valore a la familia? Creo que no es una pregunta que tenga respuesta fácil. Si vemos lo que transmiten los medios y que genera grandes audiencias, habría que decir que no. Los medios se han concentrado en presentar, con singular alegría, familias disfuncionales, como si ese fuera el caso más normal; sea en telenovelas, películas, programas de entrevistas, entre otros tipos de programa. Y la sociedad premia a esos medios del único modo que estos entienden y aprecian: recibiéndolos en nuestros hogares.