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Valorar el papel y la misión del sacerdote en la Iglesia y el mundo, objetivo del Año Sacerdotal

Será durante la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús y la Jornada Mundial de Oración para la santificación de los sacerdotes, el 19 de junio, que Benedicto XVI inaugure el Año Sacerdotal que conmemora el 150 aniversario de la muerte de san Juan María Bautista Vianney, el Santo Cura de Ars.

El Papa anunció la apertura de este año de gracia sacerdotal el 16 de marzo de este año, durante la asamblea plenaria de la Congregación para el Clero. En esa ocasión, Su Santidad expresó que decidió convocar este Año Sacerdotal «para favorecer esta tensión de los sacerdotes hacia la perfección espiritual, de la cual depende, sobre todo, la eficacia de su ministerio» y «para hacer que se perciba cada vez más la importancia del papel y de la misión del sacerdote en la Iglesia y en la sociedad contemporánea».

Según ha dicho el cardenal Claudio Hummes,prefecto de la Congregación para el Clero, en una carta a propósito de este acontecimiento, la celebración servirá para que la Iglesia haga saber «que está orgullosa de sus sacerdotes, que los ama y que los venera, que los admira y que reconoce con gratitud su trabajo pastoral y su testimonio de vida».

Profundización de la identidad sacerdotal

«Los sacerdotes son importantes no sólo por cuanto hacen sino, sobre todo, por aquello que son», escribe monseñor Hummes. El prelado reconoce que a veces se han dado conductas reprobables entre miembros del clero, pero «la inmensa mayoría de sacerdotes son personas dignísimas, dedicadas al ministerio, hombres de oración y de caridad pastoral, que consumen toda su existencia en poner por obra su vocación y misión y, en tantas ocasiones, con grandes sacrificios personales, pero siempre con un amor auténtico a Jesucristo, a la Iglesia y al pueblo; solidarios con los pobres y con quienes sufren».

En su mensaje, el prefecto de la Congregación para el Clero señala que este año «debe ser una ocasión para un periodo de intensa profundización de la identidad sacerdotal, de la teología sobre el sacerdocio católico y del sentido extraordinario de la vocación y de la misión de los sacerdotes en la Iglesia y en la sociedad». Según esto, e implicando a toda la Iglesia en el espíritu del festejo, el cardenal llama a entenderlo como «un año de oración de los sacerdotes, con los sacerdotes y por los sacerdotes; un año de renovación de la espiritualidad del presbiterio y de cada uno de los presbíteros».

La Congregación para el clero ha hecho saber que, además de la oración y las celebraciones religiosas, habrá encuentros de estudio, jornadas de reflexión, ejercicios espirituales específicos, conferencias y semanas teológicas organizadas por las facultades de teología, además de estudios y publicaciones. Monseñor Hummes ha exhortado para que «en cada conferencia episcopal, en cada diócesis o parroquia o en cada comunidad eclesial se establezca lo más pronto posible un verdadero y propio programa para este año especial».

El ejemplo del santo Cura de Ars

El Año Sacerdotal —que culminará el 19 de junio de 2010— está dedicado al santo Cura de Ars, propuesto por Benedicto XVI como ejemplo para todos los sacerdotes. San Juan María Bautista Vianney fue párroco del pequeño pueblo francés de Ars, cercano a Lyon, donde murió el 4 de agosto de 1859; fue canonizado por Pío XI en 1925; el mismo pontífice lo proclamó en 1929 patrono de los párrocos y pastores de almas. En 1986 Juan Pablo II peregrinó hasta Ars, en cuyo templo se venera el cuerpo incorrupto del santo.