Benedicto XVI ha pedido a los sacerdotes que utilicen los nuevos medios digitales para el desempeño de su ministerio. Al presentar su mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de 2010, titulado “El sacerdote y la pastoral en el mundo digital: los nuevos medios al servicio de la Palabra”, el Papa ha recordado que “la tarea primaria del sacerdote es la de anunciar a Cristo, la Palabra de Dios hecha carne, y comunicar la multiforme gracia divina que nos salva mediante los Sacramentos” para que se cumpla lo que dice la Escritura: “Todo el que invoca el nombre del Señor se salvará”.
Sin embargo, el Papa cuestiona, haciéndose eco de san Pablo en su Carta a los Romanos: -¿Cómo van a invocarlo si no creen en Él? ¿Cómo van a creer si no oyen hablar de Él? ¿Y cómo van a oír sin alguien que les predique? ¿Y cómo van a predicar si no los envían?- y responde, en su mensaje, que “las vías de comunicación abiertas por las conquistas tecnológicas se han convertido en un instrumento indispensable para responder adecuadamente a estas preguntas, que surgen en un contexto de grandes cambios culturales, que se notan especialmente en el mundo juvenil. En verdad el mundo digital, ofreciendo medios que permiten una capacidad de expresión casi ilimitada, abre importantes perspectivas y actualiza la exhortación paulina: -¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!-. Así pues, con la difusión de esos medios, la responsabilidad del anuncio no solamente aumenta, sino que se hace más acuciante y reclama un compromiso más intenso y eficaz. A este respecto, el sacerdote se encuentra como al inicio de una nueva historia, porque en la medida en que estas nuevas tecnologías susciten relaciones cada vez más intensas, y cuanto más se amplíen las fronteras del mundo digital, tanto más se verá llamado a ocuparse pastoralmente de este campo, multiplicando su esfuerzo para poner dichos medios al servicio de la Palabra”.
En su Mensaje, Benedicto XVI hace saber que “el sacerdote podrá dar a conocer la vida de la Iglesia mediante estos modernos medios de comunicación, y ayudar a las personas de hoy a descubrir el rostro de Cristo. Para ello, ha de unir el uso oportuno y competente de tales medios, adquirido también en el período de formación, con una sólida preparación teológica y una honda espiritualidad sacerdotal, alimentada por su constante diálogo con el Señor. En el contacto con el mundo digital, el presbítero debe trasparentar, más que la mano de un simple usuario de los medios, su corazón de consagrado que da alma no sólo al compromiso pastoral que le es propio, sino al continuo flujo comunicativo de la red. También en el mundo digital, se debe poner de manifiesto que la solicitud amorosa de Dios en Cristo por nosotros no es algo del pasado, ni el resultado de teorías eruditas, sino una realidad muy concreta y actual. En efecto, la pastoral en el mundo digital debe mostrar a las personas de nuestro tiempo y a la humanidad desorientada de hoy que Dios está cerca; que en Cristo todos nos pertenecemos mutuamente”.
La Santa Sede siempre ha utilizado a los medios de comunicación como nuevos areópagos para anunciar el Evangelio. Su diario oficioso L’Osservatore Romano se publica desde 1861, el Papa Pío XI fundó en 1931 la Radio Vaticana, Juan Pablo II el Centro Televisivo Vaticano en 1983, y Benedicto XVI el canal del Vaticano en Youtube en enero de 2009.
Hacia la parte final de su Mensaje, el Papa dirige su atención hacia quienes no creen en Dios y hacia los que no conocen a Cristo, cuando dice: Así, una pastoral en el mundo digital está llamada a tener en cuenta también a quienes no creen y desconfían, pero que llevan en el corazón los deseos de absoluto y de verdades perennes, pues esos medios permiten entrar en contacto con creyentes de cualquier religión, con no creyentes y con personas de todas las culturas. Así como el profeta Isaías llegó a imaginar una casa de oración para todos los pueblos, quizá sea posible imaginar que podamos abrir en la red un espacio como el -patio de los gentiles del Templo de Jerusalén- también a aquéllos para quienes Dios sigue siendo un desconocido”.
El creyente que se aventura en las comunicaciones digitales utilizando las nuevas tecnologías debe conocer sus objetivos de búsqueda para no caer en superficialidades, falsedades y perversiones que pueblan la red. El objetivo es encontrarse con Dios en el ciberespacio, pues con el año 2010 ha iniciado el tiempo, oportunamente novedoso, de los sacerdotes digitales.