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¿Qué es una sana laicidad?

El Papa en Estados Unidos

¿Qué es una sana laicidad?


Para vivir una sana laicidad se precisa ser coherentes y vivir nuestra fe no importando con quien estemos, ni donde, ni cuando.


Para saber

Al recordar su visita a los Estados Unidos, Benedicto XVI aseguró que ha tratado de llevar la esperanza de Cristo a la tierra de la «sana laicidad».


Como es costumbre, el Papa repasó los momentos más significativos de viaje, y evocando la festiva acogida que le ofreció el presidente de los Estados Unidos, en la Casa Blanca, en el día de su cumpleaños, el Papa explicó que pudo «rendir homenaje a ese gran país, que desde los inicios se ha edificado a partir de una feliz conjugación entre principios religiosos, éticos y políticos, y sigue siendo un válido ejemplo de sana laicidad».


Y aunque es una difícil tarea la de sembrar el Evangelio en una sociedad marcada por muchas contradicciones, que amenazan la coherencia de los católicos, el Papa les animó a formar y formarse para ser buena "levadura" en la comunidad civil, a partir de la célula fundamental que es la familia.


Para pensar


Es preciso que el espíritu cristiano sea la luz que alumbre las realidades humanas. Es decir, si realizamos todas nuestras labores para Dios, las haremos de la mejor manera puesto que estarán hechas con amor.



Para vivir una sana laicidad se precisa ser coherentes y vivir nuestra fe no importando con quien estemos, ni donde, ni cuando.
En particular, no debe resultar extraño que las personas que ejercen una función pública sigan viviendo su fe, no para ser vistas, sino como un compromiso personal.


Al respecto viene lo sucedido hace años a un presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, cuando viajó a Colombia. Le presentaron el programa que desarrollaría esos días. Al revisarlo se dio cuenta de que en el programa no estaba la Misa dominical, y llamando al Presidente Lleras Camargo, le dijo: “Doctor, veo que aquí falta una cosa: la Santa Misa”. Le repuso Lleras: “Ah, excelencia hay tantos compromisos que no se le encontró tiempo para ella”. Pero Kennedy le respondió: “No, no, de ninguna manera. Que se quiten otros compromisos y se ponga la misa, porque yo soy católico y estamos en Domingo, y, por tanto, es mi deber asistir a dicho acto religioso”.


Siempre hay tiempo para lo que se estima valioso. En cambio, es muy fácil excusarse por muchos motivos para no cumplir nuestros principales compromisos. La sana laicidad de la que habló el Papa consiste no solo en tolerar la dimensión religiosa, sino en valorarla como el "alma" de la nación y la garantía fundamental de los derechos y de los deberes del ser humano.


Es necesario ser y sabernos responsables del mundo: Dios nos lo da para que lo conduzcamos a Él. Ser del mundo, pero no mundanos. Ser la sal que da sabor y preserva de la corrupción; luz que guía y levadura que siendo poca fermenta la masa.



Para vivir

Comentaba un doctor de los Estado Unidos, el Dr. Robert White, catedrático en la Universidad de Cleveland y director de su hospital, un gran cirujano y creyente: “Para mí la práctica de la medicina y la fe religiosa están indisolublemente ligadas. Oro mucho, sobre todo antes de efectuar una operación y después de terminarla”.


Podemos imitar el ejemplo del doctor: orar antes y después de hacer nuestras actividades, sean cuales fueren: comerciante, estudiante, ama de casa, oficinista, y un largo etcétera, tan largo como profesiones honradas haya.