¿Por qué, National Geographic?
A muchos lectores de National Geographic nos agradó la portada de la edición de diciembre 2007, Jesús nació aquí. Belén, 2007 d. C. Al fondo, una fotografía de Christopher Anderson: la actual Belén, herida por las inhumanas murallas que separan a los habitantes palestinos de los israelíes. Leído el artículo de Michael Finkel, peguntamos ¿por qué, National Geographic?
Tan es cierto que Jesús nació hace dos mil años en la actual Belén, que los testimonios fidedignos se remontan a través de los siglos. Belén de Judá (bet léhem, “casa del pan”), a 8 km. al sur de Jerusalén, es según la Biblia la patria de David (1 Samuel 17,2), en cuyos alrededores guardaba él los rebaños de su padre (1 Samuel 17,15). De Belén partió David para matar a Goliat (1 Samuel 17,19ss.); y en Belén Samuel lo ungió rey sobre Israel (1 Samuel 16,1-13). Los profetas anuncian los altos destinos de Belén: Miqueas, desde el lejano siglo VIII entes de Cristo, anuncia que Belén de Judá será el lugar donde nacerá el Mesías, el guía de la casa de David (Miqueas 5,2) Y así lo enseña la fe de los judíos contemporáneos de Jesús, como escribe el publicano Mateo, un recaudador judío de impuestos y seguidor de Jesús (Mateo 2,1-6). De hecho, Jesús nació en Belén y fue puesto en un pesebre al no haber lugar en la posada o han, afirma Lucas, médico y escritor contemporáneo (2,7) después de averiguarlo puntualmente.
A pesar de afirmarlo en el título, Finkel pone en duda, sin fundamento, que la actual Belén sea donde nació Jesús. Y da cabida a una cierta sospecha... Aduce que hay otros pequeños lugares llamados igualmente Belén. ¿Por qué dice esto y para qué?
Vamos a imaginar que hacemos una biografía del famoso Chesterton. Investigamos. Gilbert Keith Chesterton, nacido en Londres en 1874, muere en1939. Pero si el divertido autor de “El hombre que fue jueves” y de las aventuras del Pare Brown nació en Londres, ¿en qué Londres nació? Seguimos investigando. Además de la capital de Reino Unido existe diversos lugares llamados Londres, como una población pequeña, Londres, Sin., del Estado de Sinaloa, en México. ¡No sabemos en qué Londres nació Chesterton!, concluimos, y sospechamos que alguien lo quiere ocultar, ¿por qué? Buen comienzo para nuestra biografía.
La arqueología y la historia identifican el Belén bíblico y el actual, y los primeros cristianos veneraron ahí el lugar del nacimiento de Jesús. El filósofo y apologista Justino, nacido hacia el año 100 -circa, escribimos en latín y lo abreviamos con una c.- y muerto mártir con certeza el 165), había nacido en Siquem (la actual Neplusa), a setenta km. al norte de Belén. Justino se dijo admirado: “En Belén está la gruta donde Jesús ha nacido, el establo que le sirvió de cuna. Cristo, al que yo amo, nació aquí hace sólo ciento cincuenta años”. Estamos en el siglo II.
“Para buscar la huellas de Jesús -explica otro notable escritor, Orígenes (c. 185-253)-, vine a esta tierra. Y en Belén se muestra siempre el lugar donde Jesús ha nacido. Esta gruta es bien conocida en la región, también entre los extraños a nuestra fe, y es amada y venerada por los cristianos, puesto que en ella vio la luz Jesús”. Ocurre en el siglo III. Y en el siglo IV, el historiador Eusebio de Cesarea (c. 263 - c. 340) testimonia que él rezó en la gruta de Belén.
Jerónimo (c. 340-420) -célebre traductor en el siglo V de la Biblia hebrea y griega al latín vulgar (vulgata, entonces la lengua popular)-, se fue a vivir junto a la cueva del Nacimiento en Belén, y ahí trabajó incansable hasta su muerte.
Cada uno a su manera y en línea ininterrumpida de testimonios durante siglos, expresan todos lo que escribió en el siglo VI otro notable escritor, Padre de la Iglesia: “Yo apoyé mi frente y mi boca en el suelo donde reposó Cristo en Belén, para recibir su bendición” (San Sofronio).
Es de agradecer a National Geographic la publicación del extenso artículo de Michael Finkel, como una valiosa aportación geopolítica actual. Pero el lector informado se pregunta qué pretende el autor al expresar dudas sobre Belén sin fundamento, y por qué ignora testimonios tan seguros como los que aquí expongo, provenientes de una ciencia teológica llamada Patrística. Al lector no informado, por supuesto, se le induce a dudar sobre la identidad del Belén bíblico y el actual -a confundirse-, y a dudar acerca de otros aspectos relacionados con el Cristianismo, tratados negativamente y con igual artificiosa ligereza.
¿Por qué National Geographic confía un tema tan especializado e importante, que nos afecta a todos los cristianos -unos dos mil millones de ciudadanos de todo el mundo-, a Michael Finkel, no especializado en la Biblia ni en Tierra Santa? ¿Por qué deja que el autor trate a los cristianos con tan poco respeto? Es razonable reclamar que ese respeto se refleje al menos, en lo sucesivo, por la seriedad de las investigaciones que publique National Geographic.
Finkel profetiza un Belén sin cristianos y, al parecer, no le disgusta la idea. Es posible que tampoco les desagrade a las autoridades israelíes promotoras del muro que hace insoportable la vida en Belén actual. Sin embargo, con el mismo benévolo razonamiento que usa el autor para augurar la permanencia de las familias de origen islámico, que crecen por su notable natalidad frente a las familias israelíes poco fecundas, el autor pudo vencer su infundado pesimismo sobre el escaso futuro de los cristianos en la actual Palestina y en Israel. Como es sabido, la fe y la moral de los fieles cristianos -de los católicos en concreto- son factor de estabilidad familiar y de un sano crecimiento demográfico en otros lugares donde años atrás eran sólo una minoría. Los católicos, por ejemplo, crecen respecto a los no católicos en la actual Alemania de alarmante baja natalidad; y, paradójicamente también, superan ahora los católicos -antes minoría- a la población protestante en Ginebra y otros lugares suizos clave.
Emilio Palafox Marqués es Doctor en Ciencias biológicas por la Universidad Complutense de Madrid y Profesor de Teología en México.