Los últimos avances técnicos y científicos ayudan a que los "métodos naturales" sean más exitosos, y, recordémoslo, sirven también para aumentar las posibilidades del embarazo.
Es el típico asunto que saca de sus casillas a defensores obstinados y contumaces de píldoras, DIUs gomas y abortos, qué se le va a hacer. Y, sí, abortos que en muchos casos es un anticonceptivo más, el último, el de la "interrupción" que no puede ser reanudada cuando todo lo demás ha fallado.
Pero el uso de anticonceptivos no sólo tiene una dimensión teológica y moral, también la tiene social y humana, o quizá, precisamente porque tiene una trascendencia moral la tiene social, los “diez mandamientos” sirven de salvaguarda de nosotros mismos.
Hay quien lo vio muy claro, proféticamente diáfano: Pablo VI en la “Humanae Vitae”, que se ha constituido el mayor signo de contradicción del cristiano en la sociedad moderna; o quien ha sido valiente con su propia experiencia y reconoce los estragos que produce en las familias y en el alma, como Raquel Welch.
Como todavía habrá escépticos, aporto datos de un estudio curioso, “Divorce Rate Comparisons Between Couples Using Natural Family Planning & Artificial Birth Control”, de esos a los que los estadounidenses son tan aficionados (y tienen tantos medios y datos, todo hay que decirlo).
Los autores, Physicians for life han correlacionado un montón de variables con aquellas parejas que usan métodos anticonceptivos artificiales y los que no.
Como viene a decir Mattew Warner en su blog: no voy a distinguir causas y efectos, todos están mezclados (algo así como no sé qué es antes, la gallina o el huevo). Comparto sus claras conclusiones, los matrimonios que usan métodos naturales:
- Son mejores, más fuertes y estables.
- Tienen más sexo.
- Su vida es más feliz y satisfactoria.
- Proporcionan a los hijos la madre y el padre que se merecen.
- No matan a sus bebés.
- Además, no tienen efectos secundarios.
Y es que los números cantan, las parejas que no usan anticonceptivos:
1. Tienen una tasa de divorcios extraordinariamente baja (0.2 por ciento).
2. Manifiestan una experiencia matrimonial más feliz.
3. Están más felices y satisfechos con el día a día.
4. Tienen muchas más relaciones maritales.
5. Frente a los que usan métodos anticonceptivos artificiales comparten una intimidad más profunda con el cónyuge.
6. Tienen un nivel de comunicación más profundo con su cónyuge.
7. Son sensiblemente más religiosos y asisten a la iglesia con más frecuencia.
8. La oración suele formar parte de su vida cotidiana.
9. Tienen un sistema de valores fuertemente apoyado en las enseñanzas de la Iglesia y la Biblia.
10. Tienen puntos de vista fuertemente tradicionales sobre la sociedad y la moral.
11. Preservan la unidad familiar de manera más responsable que los otros grupos.
12. Es poco probable que hayan abortado alguna vez.
13. Es poco probable que hayan cohabitado antes del matrimonio.
14. Es poco probable que ambos trabajen a tiempo completo.
15. Es poco probable que vean bien las relaciones sexuales extramatrimoniales o que las hayan tenido.
Habrá que tener cuidado no se difunda este estudio, terminarán acusando “al Vaticano” de facilitar directrices para lograr la felicidad en el matrimonio.