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Existencia Jesucristo

María de Betania siguió a Cristo por amor

 

Jn 12, 1-11

Reflexionaremos en el gesto que tiene María de Betania con Jesucristo nuestro Señor cuando ella unge a Jesús, según narra San Juan. Este Evangelio, en el que María realiza la unción de Jesús, nos habla de una mujer que ha puesto totalmente, sin reticencias de ningún tipo y con mucha firmeza, su corazón en Jesucristo. Lo que la lleva a dar testimonio público de agradecimiento para nuestro Señor.

¿Quién es Cristo para mi?

La dimensión interior del hombre debe ser buscada insistentemente en nuestra vida. En esta reflexión veremos algunos de los efectos que debe tener esta dimensión interior en nosotros. No olvidemos que todo viene de un esfuerzo de conversión; todo nace de nuestro esfuerzo personal por convertir el alma a Dios, por dirigir la mente y el corazón a nuestro Señor.

La mente de Cristo

Nos gustaría entrar en el corazón de Dios, descubrir sus amores, escudriñar sus proyectos, alcanzar a ver cómo nos ama, cómo nos busca, cómo nos espera, cómo nos ofrece incesantemente su salvación.

Para ello, hemos de dejar la levadura vieja, el modo mundano de pensar. No podemos vivir como esclavos de la carne, ni como mercedarios sometidos a los poderes del mundo, ni como veletas que se dejan arrastrar por el primer viento.

El jubileo termina, Cristo permanece

El jubileo del año 2000 llegó a su fin. Quedó cerrada la puerta santa de la basílica de San Pedro en Roma. Se acabaron los grandes viajes de peregrinos, las oraciones especiales, los momentos de penitencia, las confesiones más o menos masivas. Los santuarios ven bajar el número de peregrinos, si bien siempre habrá hombres y mujeres dispuestos a una experiencia diversa, más profunda, de Dios.

Dejarme encontrar por Cristo

Cristo recorre los caminos del mundo. Busca hoy, como lo hizo hace 2000 años, corazones heridos, corazones hambrientos, corazones necesitados, corazones vacíos.

Ofrece amor, regala paz, resucita entregas, provoca santidades. Limpia, sana, dignifica a hombres y mujeres zarandeados por la vida, hundidos en el pecado, abatidos por la tristeza, marginados o rechazados por sociedades llenas de egoísmo y vacías de esperanza.

Dar a Cristo

Al mirar a nuestro alrededor podemos pensar que no quedan espacios para Cristo ni para la Iglesia. En ambientes del mundo de la ciencia, de la cultura, de la política, del espectáculo, la religión católica parece estar excluida, si es que no recibe ataques continuos, ironías llenas de rabia, o simplemente una ignorancia y un vacío llenos de desprecio. Otros separan a Cristo de la Iglesia, y consideran que es posible aceptar a Jesús de Nazaret sin tener que adherirse a la Iglesia católica.

San Pablo y Jesucristo

San Pablo y Jesucristo

Hemos iniciado el "Año Paulino", para celebrar los dos mil años del nacimiento de san Pablo.

En las Cartas que el mismo san Pablo escribió, varias veces refiere datos de su propia vida, los cuales son el testimonio más sólido para conocerlo, a los cuales se suman los datos que sobre él menciona el libro de los Hechos de los Apóstoles.

Cenar con Cristo

En invierno o en verano, en los momentos felices o en los momentos más amargos, después de una buena acción o cuando nos sentimos heridos por el pecado... A todas horas, en tantas situaciones de la vida, Cristo está a la puerta.

“Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo” (Ap 3,20).

Cristo será tu alegría...

 

En algunos monasterios de carmelitas descalzas se cantan unos versos que tienen un origen anónimo. Alguno ha pensado que pueden venir de la misma santa Teresa de Jesús. El canto dice así:

“Cristo será tu alegría,

y Cristo te enseñará,

y sólo Cristo será

tu amor y tu compañía”.