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Sobre los ángeles

Cuando, siendo de corta edad, nos enseñan aquella oración del Ángel de la Guarda («dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día»… «cuatro esquinitas tiene mi cama, cuatro angelitos guardan mi alma») a lo mejor, con el tiempo, lo achacamos a cosas de niños y, en realidad, quitamos importancia a lo que, en realidad, es de mucha importancia.

Sin embargo, sabemos que Dios nos ama y que, por eso nada mejor que confiar a alguien que nos pueda guiar, cuando haga falta, en este paso por nuestro valle de lágrimas.

Derecho a capricho

¿Tiene el derecho algo que ver con la justicia? Si preguntamos a cualquiera de nuestros vecinos no mostrará la menor duda al respecto. Cuando alguno de ellos exclama "no hay derecho" nos está denunciando la existencia de una injusticia; le tranquiliza no obstante el convencimiento de que, si se le identifica, el responsable será puesto a disposición de la justicia; y así sucesivamente.

La falsa compasión

«La piedad peligrosa» es una interesante novela de Stefan Zweig. Un joven teniente austríaco es invitado a una fiesta. Durante la celebración invita a bailar a la hija del dueño de la mansión, sin saber que la joven está impedida. Al día siguiente le envía unas flores para pedir disculpas por el incidente y, a raíz de ese detalle, la chica piensa que el teniente se ha enamorado de ella.