«Resolver las dificultades debatidas desde hace tiempo por los sacerdotes, que intentan resolver los problemas planteados por las personas que por un motivo o por otro, entran en contacto con el mundo del ocultismo, la magia, satanismo, o por las que creen tener algo que ver con la acción del demonio».
Describió de este modo, el objetivo del sexto curso «Exorcismo y Oración de Liberación», iniciado en Roma el pasado 28 de marzo, Giuseppe Ferrari, secretario del Grupo de Investigación e Información Socio-Religiosa (GRIS), que ha organizado junto al Instituto Sacerdos del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, la iniciativa, apoyada por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos y por la Congregación para el Clero. Así informa la agencia Zenit.
En la lección introductoria, Ferrari advirtió que la resolución de problemas relacionados con el satanismo o la magia «puede ser aplazada u obstaculizada por la poca preparación de aquellos presbíteros que no se sienten capaces o no tienen los instrumentos necesarios para acercarse de un modo adecuado a las exigencias de las personas mencionadas».
Para esto, es «evidente que solo la formación en profundidad de un número adecuado de sacerdotes permite afrontar con mayor eficacia y distribuidas mejor entre los distintos sacerdotes, las diversas peticiones de intervención, dirigiéndolas hacia los exorcistas, oficialmente encargados, sólo los casos que verdaderamente necesitan su intervención».
Cuatro elementos
El experto quiso centrarse sobre todo en cuatro aspectos que pueden tener relevancia con respecto a los temas del exorcismo y del satanismo: la legalidad del exorcismo, negatividad y contradicción del ambiente satánico; eficacia de la acción a distancia de maleficios u otras acciones mágicas, comparación entre la figura del exorcista y la del mago o trabajador de lo oculto.
En cuanto al primer punto, destacó que los devotos del satanismo podrían «decir no sentir respetada la propia dignidad de persona por el ejercicio de prácticas que tienden a aplastar la entidad o la energía, como la quieran definir, a la que pretenden dirigir su culto».
Exactamente por esto, explicó, «hay que evidenciar que el rito del exorcismo respeta plenamente la libertad y la dignidad humana»: «no impone nada a nadie y que no tiene ningún efecto si no hay adhesión de la voluntad de la persona para liberarse de lo que considera malo, es decir de la influencia o acción, sea verdadera o presunta».
El satanismo, prosiguió Ferrari, «crea un problema social, ético y cultural de gran importancia, pues consigue aprobar una inversión completa de los valores». Entre las demostraciones de contradicción, «no se ve como pueda tener una justificación lógica y racional el comportamiento de una persona que incluso no creyendo ni en el demonio, ni en Dios, ni en la Iglesia, ni en el Sacrificio Eucarístico, se compromete de un modo tan fanático en las llamadas 'misas negras'».
Acerca de los maleficios o acciones mágicas, el experto observó que las actitudes irracionales y supersticiosas «no son de quien cree en un modo racional en la existencia del más allá y en su acción en el mundo material, sino de quien está convencido de poder usar al más allá a su voluntad, y de quien llega a pensar que tiene el poder de sobrepasar las leyes naturales y someterlas a su voluntad, evidenciando implícitamente, y de este modo, una especie de delirio de omnipotencia».
Ferrari subrayó finalmente «la profunda y sustancial diferencia existente entre el ocultista o mago y el exorcista» indicando que la clave está en «una simple pero significativa pregunta: ¿Quién os manda?». «El exorcista no es sólo el que recibe un mandato explícito del obispo, sino que es, también y sobre todo, un sacerdote, es decir el que tiene el inmenso poder de consagrar el pan y el vino convirtiéndolo en Cuerpo y Sangre de Cristo». «El mandato del presbítero es un mandato que viene directamente de Cristo a través de la Iglesia».
Jóvenes y satanismo
El periodista y escritor Carlo Climati se centró en «el satanismo juvenil», recordando que «el interés de los jóvenes por el mundo del satanismo ha llenado, en estos últimos años, las páginas de los periódicos». En este contexto, exhortó a hacerle frente a un tema tan delicado «con espíritu constructivo, sin difundir alarmismos, tratando de examinar la realidad de un fenómeno que obviamente no afecta a la mayoría de los jóvenes, pero que al mismo tiempo no debe ser ignorada».
El satanismo, destacó, «busca derrocar y destruir los valores universales que están inscritos en el corazón de todo ser humano» y «crear confusión entre los jóvenes para construir una especie de sociedad al contrario en la que el bien se convierte en mal y el mal en bien». «Esta idea se representa perfectamente a través de un símbolo típico de los satanistas: la cruz invertida, que significa la inversión de los valores del Cristianismo», observó.
El satanismo tiende, además, «a difundir entre los jóvenes un sentido de pesimismo, de rendición, de oscuridad, de desesperación», representando «la muerte de la esperanza» y empujándoles a creer «que la vida es un especie de jungla en la que vencen sólo los más fuertes». Por esta razón, es necesario «ayudar a los sacerdotes, maestros, padres, educadores a hacer una obra de prevención entre los jóvenes, para que las nuevas generaciones no sean víctimas de determinadas tendencias peligrosas».
Internet y las sectas
Según leemos en The Telegraph, los organizadores dicen que el aumento del satanismo ha sido subestimado peligrosamente en los últimos años. «Ha habido un renacimiento», según afirmó Gabriele Nanni, una de las conferenciantes del seminario. «Internet hace que sea mucho más fácil que en el pasado encontrar información sobre el satanismo», dijo Carlo Climati, miembro de la universidad que se especializa en los peligros que plantea el satanismo entre los jóvenes.
«En sólo unos minutos puedes ponerte en contacto con grupos satánicos y hacer búsquedas sobre el ocultismo» aseguró. Esto constituye un riesgo particularmente para las personas jóvenes que están en dificultades o que son emocionalmente frágiles, sostuvo. «La conferencia no es acerca de cómo convertirse en un exorcista. Es para compartir información sobre el exorcismo, el satanismo y las sectas satánicas. Es para brindar ayuda a las familias y los sacerdotes», dijo Climati.
El objetivo de los seminarios es examinar el fenómeno del satanismo con «seriedad y rigor científico», para evitar un «enfoque superficial o sensacionalista», aseguró Climati. Según Gabriele Nanni, aunque el número de casos auténticos de posesión por el demonio se mantuvo relativamente pequeño, «debemos estar en guardia porque el ocultismo y las prácticas satánicas se están extendiendo mucho, en parte con la ayuda de Internet y las nuevas tecnologías que hacen más fácil acceder a estos rituales».
Satanismo y exorcismo en Malta
Un ejemplo concreto sobre la aplicación de este tema la hemos encontrado en un artículo firmado por Pablo J. Ginés en Religión en Libertad. Según este periodista, la pequeña isla de Malta (27 km de largo por 14 km de ancho) parece ser la primera potencia mundial en exorcistas por metro cuadrado. Tiene seis, y están perfectamente organizados en una Comisión Diocesana de Ocultismo y Satanismo. La comisión la estableció el arzobispo de la isla en abril de 1995, al principio con cuatro miembros, a los que en 2005 se les añadieron dos más.
Con unos 340.000 católicos bien atendidos por unos 740 sacerdotes, los malteses están acostumbrados a un clero "de cercanía". "Es aconsejable para el obispo designar una cantidad de exorcistas en su diócesis", escribe fray Elia Vella, el presidente de la comisión y exorcista más veterano de la isla. "No es que el número de posesos sea grande, sino que los fieles han de tener todas las facilidades para tratar su situación, para rezar con el exorcista, para protegerse de los ataques del demonio y posiblemente liberarse de cualquier brujería que se haya dirigido contra ellos. También requieren trabajo pastoral, el seguimiento de los que se han convertido dejando un culto satánico y que necesitan atención especial de los sacerdotes expertos en este ministerio. En esos casos, el exorcista aplica a la persona un servicio terapéutico, no como exorcista", explica fray Elia en la web de la comisión anti-satanista.
El equipo de exorcistas en Malta es variado: fray Elia es franciscano conventual; el secretario, Marcello Ghirlando, es franciscano; Joseph Borg, jesuita; Hugh Cremona, dominico; y John Vella y Franco Fenech son capuchinos (el primero es experto en pastoral sanitaria, y el segundo es capellán en la cárcel). La comisión tiene el objetivo de "estudiar el ocultismo, el espiritismo y el satanismo desde un punto de vista teológico", "mantener informado al arzobispo de lo que sucede", "aconsejar sobre la pastoral en las circunstancias" y "ayudar a los miembros de la iglesia en Malta con esos problemas".
El equipo diocesano celebra cada mes una "misa de liberación" en la parroquia de Our Lady of the Sorrows, en St. Paul´s Bay. Tras la homilía, los sacerdotes rezan especialmente por cada persona presente. Además, cada misa tiene su tema: liberación de lo oculto, liberación mediante María Inmaculada, liberación de ataduras del espiritismo, protección de los hogares y trabajos, liberación del satanismo, la brujería, maldiciones, lazos dañinos con personas que fallecieron, sentimientos dañinos o, simplemente, liberación del pecado. También celebran encuentros de adoración y desagravio al Santísimo en las fechas en que las sectas satánicas suelen celebrar ritos blasfemos.