Sexo, poder y lágrimas
La vida sexual sin freno ni responsabilidad no es cosa de nuestros tiempos. Desde Adán y Eva la inclinación a las pasiones carnales y a sentirnos como dioses la llevamos dentro.
Cuántos ejemplos de la antigüedad nos revelan esa lucha continua del hombre por controlar su apetito sexual o dejarse llevar por él.
Por algo decía Platón que el cuerpo nos complica un poco la existencia a los seres humanos. Y para explicarlo mejor el maestro de Aristóteles contaba el mito de los dos caballos.