El exorcismo
EL NUEVO RITO DE LOS EXORCISMOS
Presentación oficial del cardenal Medina Estévez,
prefecto de la Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos
en la sala de Prensa de la Santa Sede
Martes 26 de enero de 1999
EL NUEVO RITO DE LOS EXORCISMOS
Presentación oficial del cardenal Medina Estévez,
prefecto de la Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos
en la sala de Prensa de la Santa Sede
Martes 26 de enero de 1999
¿Cómo se ha podido llegar a esta situación?
Ésta es la pregunta que se hacía el Papa Pablo VI, algunos años después de la clausura del Concilio Vaticano II, a la vista de los acontecimientos que sacudían a la Iglesia. "Se creía que, después del Concilio, el sol habría brillado sobre la historia de la Iglesia. Pero en lugar del sol, han aparecido las nubes, la tempestad, las tinieblas, la incertidumbre. "
Sí, ¿cómo se ha podido llegar a esta situación?
Sea cual sea el fenómeno que sufra o crea estar sufriendo lo que nunca, jamás, se debe hacer es ir a un brujo para acabar con cualquiera de estos fenómenos (sea posesión, mal de ojo, etc, etc). Y cuando digo brujo me refiero también a videntes, curanderos, santones, etc. Sólo se debe ir a sacerdotes o a grupos de oración de la renovación carismática. Ir a un brujo no sólo no solucionará nada, sino que puede poner una influencia maligna donde no la hay.
Aunque usted esté completamente convencido de que el demonio o fuerzas ocultas están provocando continuas desgracias en su vida, ha de saber que el mal que le ha sucedido forma parte de la prueba que es la vida. Somos peregrinos en este mundo y todo mal que nos sucede forma parte de esta prueba.
Apéndice para los sacerdotes
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Ha sido experiencia universal de todos los exorcistas que se han dedicado a esta materia, observar que una vez que se distingue bien entre posesión e infestación, aparece de vez en cuando un tercer fenómeno distinto de los otros dos: los fantasmas. Los fantasmas son apariciones de personas que están en el purgatorio. Las características de estas apariciones son siempre las mismas y muy distintas de la infestación:
-el alma se aparece con forma humana
-no dice nada
-se aparece con carácter amenazante y terrorífico
Lo primero que hay que decir es que así como en la posesión es posible llegar a la completa seguridad o al menos a una certeza moral de que una persona está sufriendo ese fenómeno -la posesión-, no ocurre lo mismo con las influencias demoníacas que algunas personas sufren. En el caso de las influencias todo es más etéreo, más difuso y en la mayor parte de los casos de imposible comprobación. Digo en la mayor parte de los casos, porque en otros la conexión causal entre el demonio y unos sufrimientos sí que está más que demostrada.
Mucha gente se pregunta si tiene efectividad el maleficio, es decir aquello que se hace para dañar a alguien con la intervención del demonio. Algunos inadecuadamente lo llaman mal de ojo, aunque nada tiene que ver con la mirada ni el ojo.
Lo primero que hay que decir es que el que hace un maleficio, como el que lo encarga, serán los primeros perjudicados por el demonio. Sin duda serán perjudicados o con algún tipo de influencia demoniaca o con la posesión o con enfermedades. Nunca se invoca al demonio en vano.
La infestación es el fenómeno por el que un demonio posee un lugar. La infestación de la casa puede ocurrir cuando en esa casa se ha practicado de forma continuada espiritismo, ritos satánicos, santería o cualquier otra forma de esoterismo.
El demonio al poseer un lugar puede mover cosas a voluntad o provocar ruidos u olores. La infestación nunca provoca la posesión de ninguna de las personas que viven en ese lugar.
En caso de que una persona crea estar posesa debe ponerse en contacto con el obispado de su diócesis, puede hacerlo por teléfono. Allí le concertarán una cita con el sacerdote especialista en este tipo de casos. Si en la diócesis no hubiera nadie especializado en esta materia, le indicarán cual es la diócesis más cercana que cuenta con alguien experto en esta especialidad. Como signos de posesión podemos decir que está el entrar en trance con los ojos en blanco, la aversión repentina e irracional (por su intensidad) a todo lo sagrado: crucifijos, misa, etc.
En la instrucción de la beatificación de San Francisco de Sales, declaró como testigo una de las religiosas que le conoció en el primer monasterio de la Visitación de Annecy. Refirió que en una ocasión llevaron ante el obispo de Ginebra (Monseñor Carlos Augusto de Sales, sobrino y sucesor de San Francisco en la sede episcopal) a un hombre joven que, desde hacía cinco años, estaba poseído por el demonio, con el fin de practicarle un exorcismo.