El mundo angélico y demoniaco
Conocemos del mundo angélico lo que conocería un topo del mundo humano al sentir las trepidaciones y ruidos de los humanos. Nos parece que lo material es variado y colorido, puede ser rugoso, suave, deslumbrante, húmedo o gelatinoso, frío como el acero o ardiente como la lava, lleno de olores y matices diversificados en un sinfín de sensaciones. En definitiva, el mundo material nos parece variado y cambiante. Sin embargo, el mundo angélico nos parece muy reducido, vaporoso y monocolor. Algo que roza el aburrimiento.