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educar

Educar a ser

 

Puedo enseñar a un niño a sumar, a desmontar y montar un tren eléctrico, a respetar las reglas del fútbol o del baseball. Puedo enseñarle a limpiarse las manos antes de comer, y a dar las buenas noches a los abuelos antes de acostarse. Puedo enseñarle a pedir perdón al hermanito cuando ha habido algo más que malas palabras, y a que ayude a una persona anciana que quiere cruzar la calle. Puedo enseñarle a juntar sus manitas, antes de dormir, para repetir conmigo algunas oraciones sencillas a Jesús y a la Virgen.

Educar a alguien, educar para algo

"No te metas las manos en la boca". Con esta sencilla frase se pueden buscar varios objetivos. Algunos papás simplemente quieren evitar que el hijo "digiera" microbios potencialmente peligrosos. Otros buscan que no se deforme los dientes. Otros, simplemente, que no adquiera un hábito que puede ser mal visto en la vida social. Habrá quien da esta sencilla orden sólo porque "así me enseñaron mis padres".

¿Sabe usted educar a sus hijos?

La paternidad y maternidad han de entenderse principalmente como una labor educativa, por lo tanto, la calidad de la paternidad ha de calificarse con la educación que se da a los hijos. Veamos algunos cuestionamientos sobre este tema:

¿Podría usted decir con claridad y en pocas palabras cómo está educando a sus hijos?

¿Cuáles son las metas a largo, mediano y corto plazo, que se han fijado como padres para cada uno de sus hijos?

Educar el carácter

En la película “El puente sobre el río Kwai” (de David Lean, 7 Oscars en 1957) se narra –en un escenario de la segunda guerra mundial- la historia de un puente para el ferrocarril construido por los prisioneros británicos en la Birmania ocupada. Ahí se libra una batalla, distinta de la del frente: ser esclavos de un tirano jefe del campo de concentración, o mantener la libertad aún a costa de la muerte. Hasta entonces, los que no morían sometidos a fuertes trabajos y poca ración de comida, lo hacían al intentar escapar.