La paternidad y maternidad han de entenderse principalmente como una labor educativa, por lo tanto, la calidad de la paternidad ha de calificarse con la educación que se da a los hijos. Veamos algunos cuestionamientos sobre este tema:
¿Podría usted decir con claridad y en pocas palabras cómo está educando a sus hijos?
¿Cuáles son las metas a largo, mediano y corto plazo, que se han fijado como padres para cada uno de sus hijos?
¿De qué forma consigue usted que sus hijos no dependan de la televisión ni de la computadora?
¿Tiene usted que repetir varias veces la misma indicación para conseguir que le hagan acaso?
¿Sus hijos son caprichosos? ¿Por qué?
¿Si educar consiste en fomentar virtudes en base a valores, cuáles son los valores en los que está fundada la labor educativa en su hogar?
¿Cuál es la principal virtud de cada uno de sus hijos?
¿Hasta donde ha de llegar la exigencia en la educación de los niños y de los adolescentes?
¿Cuál es el secreto para conseguir la confianza de los hijos, de forma que, de ellos salga acudir a sus padres para contarles todo sobre sus problemas, ilusiones, errores, etc.?
¿En base a qué consigue buenos canales de comunicación con su cónyuge para dar o negar los permisos en su casa?
¿Cuáles son los temas de los que “platica” con sus hijos de 4; de 6; de 9; de 11; de 13; de 16; de 18 años?
¿Con qué frecuencia desayuna usted con cada hijo, a solas, para convivir con ellos?
¿Alguna vez le ha escuchado a un hijo decir que le gustaría no tener hermanos? ¿Será esto una muestra de inmadurez y de egoísmo?
¿Cómo consigue ponerse de acuerdo con su cónyuge cuando falta el dinero para afrontar los gastos necesarios de la familia?
¿Cuántas horas a la semana dedican como pareja a platicar con calma y atención del uno al otro para conocerse y amarse cada día más? ¿Es usted conciente de que de ello depende en buena parte el éxito de la educación de sus hijos?
¿Cómo reaccionaría ante la noticia de que su hija de 17 años está embarazada?
Si supiera que su hijo de 16 años consume drogas y tiene malas compañías ¿lo amenazaría de echarlo de la casa?
¿Puede considerarse como ejemplo a imitar por sus hijos o teme que algún día se enteren que no es usted el Supermán o Superchica que ellos pensaban?
¿Qué calificaciones les pondría al cariño de cada miembro de la familia por cada uno de los otros?
¿Cual es la hora adecuada para que regresen sus hijos cuando van a una fiesta o a un antro? ¿Por qué?
¿Piensa usted que darles a sus hijos lo que usted no tuvo es lo mejor?
¿Cuándo habló sobre sexualidad y noviazgo con cada hijo?
¿Cómo consigue usted que el ambiente de consumismo, confusión, y hedonismo no domine a sus hijos?
¿Están de acuerdo con otros matrimonios para crear un ambiente sano -en beneficio de varias familias- o prefiere no complicarse la vida?
¿Cuántas veces a la semana habla con sus hijos sobre dinero y cuántas sobre Dios?
¿Reza usted por sus hijos? ¿Cuánto?
¿A sus hijos les preocupa poder competir económicamente con sus amigos? ¿Qué tanto?
¿Ha notado si sus hijas son vanidosas, presumidas, coquetas o “llevadas” con sus amigos?
¿Piensa que estas preguntas son tonterías o que tomarlas en serio implicaría una dedicación de tiempo que usted no tiene?
Hay más preguntas relacionadas con la educación de los hijos pero pienso que, para empezar, con éstas basta.