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José

Los santos inocentes

Posiblemente, la menor de las celebraciones navideñas sea la de la matanza de los Santos Inocentes. Puesta en términos muy simples: Herodes el Grande, rey de Israel, supo que había nacido el Rey de los judíos y, por temor a perder su trono, mandó matar a todos los niños menores de dos años en una pequeña aldea de su reino. El nuevo Rey de los Judíos era Jesús, y la aldea era Belén.

La Nochebuena se viene…

¡Ya está aquí! Desde primero de noviembre (a veces desde antes) el comercio nos ha inundado de adornos, regalos, luces que nos señalan: ¡Ya viene la Navidad! Y desde el veinte de noviembre, ¡los arbolitos! Los anuncios comerciales tampoco se han hecho esperar: “compre, regale, demuestre cariño…”

José el antidivo

Ante el ejemplo admirable de vida oculta y sencilla que nos da José, que todos cobremos ánimos para hacer lo mejor que podamos y sepamos la tarea que se nos ha encomendado en la vida.

Para cualquier persona de fe que se acerca al evangelio con respeto y curiosidad, resulta desconcertante el proceder de Dios en la obra de la Redención. Una constante del obrar divino es el valerse, casi siempre, de medios y personas poco importantes a los ojos de los hombres. Dios actúa desde la pobreza, la sencillez y la humildad.

La anunciación a José

Parece ser que María no dio ninguna explicación a José sobre su embarazo. Es comprensible, pues él no iba a aceptar fácilmente la verdadera explicación. Puede ser también que ella confiaba en que Dios iba a encargarse de aclarar las cosas. Esta convicción puede ayudar también a entender la tranquilidad con que se fue a visitar a su prima Isabel. Ella sencillamente confiaba en Dios como está reflejado en las palabras que dirigió al ángel Gabriel: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según su palabra.”