El misterio de la libertad
Cada uno de nosotros podemos tomar decisiones, y podemos cambiarlas, para mejor o para peor...
Cada uno de nosotros podemos tomar decisiones, y podemos cambiarlas, para mejor o para peor...
Desde la playa sólo se ve la superficie del mar. Con sus olas y sus espumas, con sus rumores o su bonanza.
En lo profundo, un mundo inmenso, rico, lleno de vida. Peces y corales, cangrejos y medusas, pulpos y moluscos, nacen, viven y mueren en medio de rumores extraños y de luces que bailan con las olas.
La luz de la Luna no es luz propia. Refleja, simplemente, hermosamente, la luz del Sol.
La Iglesia tampoco tiene luz propia: no brilla por su cuenta. Si luce, si es visible, si ilumina, es solamente porque refleja a Cristo, el verdadero Sol, el único Salvador del hombre.
La palabra rosario viene de rosa. Metafóricamente se traduce por corona de rosas, ramillete de rosas, jardín de rosas... ofrecida a María Santísima.
Rosario o Corona es el nombre que se da a la devoción de repetir un determinado número de veces alguna oración, contándolas con cuentas ensartadas en una cadena o hilo, o en los nudos hechos en una cuerda. En algunos idiomas se utilizan las expresiones "pasar las cuentas" o "contar las cuentas", para referirse al rezo del rosario.
En la Iglesia de Cristo, Dios y hombre verdadero, se debe apreciar lo que se ve –institución humana con limitaciones- y lo que no se ve, su misión divina y espiritual. Ambos aspectos, el humano y el divino, constituyen el misterio indisoluble e insondable la Iglesia.
Desde la playa sólo se ve la superficie del mar. Con sus olas y sus espumas, con sus rumores o su bonanza.
En lo profundo, un mundo inmenso, rico, lleno de vida. Peces y corales, cangrejos y medusas, pulpos y moluscos, nacen, viven y mueren en medio de rumores extraños y de luces que bailan con las olas.
La luz de la Luna no es luz propia. Refleja, simplemente, hermosamente, la luz del Sol.
La Iglesia tampoco tiene luz propia: no brilla por su cuenta. Si luce, si es visible, si ilumina, es solamente porque refleja a Cristo, el verdadero Sol, el único Salvador del hombre.
1. ¿QUIEN ES JESÚS?
¿Quién decís que soy yo? Esta pregunta de Cristo ha recibido, a lo largo de los siglos, las respuestas más diversas, y aun en nuestros días continúa suscitando los más apasionados debates.