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El misterio de la Iglesia

En la Iglesia de Cristo, Dios y hombre verdadero, se debe apreciar lo que se ve –institución humana con limitaciones- y lo que no se ve, su misión divina y espiritual. Ambos aspectos, el humano y el divino, constituyen el misterio indisoluble e insondable la Iglesia.

Todo aquel que pretende acercarse al misterio de la Iglesia y se queda en la cáscara de la visión humana, social o política, más o menos estereotipada, sesgada y parcial, nunca llegará a comprender la realidad de la misma. Mucho menos lo logrará quien no deponga sus prejuicios preconcebidos o carezca de fe.

Para penetrar el misterio de la Iglesia y conocer lo que ella es en realidad , hay que tener, ante todo, unos ojos y un corazón limpios. Hay que partir del hecho histórico de que la Iglesia católica, como cualquier otra institución humana, participa de las mismas limitaciones y fallos de las demás, compuesta por hombres falibles y pecadores.

Su misión es, fundamental y esencialmente, espiritual: el anuncio del Reino de Dios y la conversión de los hombres a Dios, dando a conocer a Jesucristo como único Salvador de la humanidad. Al mismo tiempo, precisa para este fin de los medios y personas humanas que a veces obnubilan su primordial misión espiritual.