Conversión de Alec Guinness
La biografía oficial del actor británico Alec Guinness, muerto hace 10 años, destaca el papel de Dios en su vida y su proceso de conversión.
La biografía oficial del actor británico Alec Guinness, muerto hace 10 años, destaca el papel de Dios en su vida y su proceso de conversión.
De acuerdo a lo que les había prometido hace poco, aprovecho para abordar un tema que suele aparecer en la conversación, y en las noticias, pero casi siempre como “un hecho” o como “manifestaciones grupales”, pero con frecuencia, mal tratado: la homosexualidad.
Uno de los temas que más recorren la vida de nuestra sociedad, sobre todo entre la juventud es el tema de la homosexualidad. Para algunos, como un tema “tabú”, para otros como una cosa normal, y finalmente para otros más, como una situación de repugnancia que debe ser satanizada. Por ello me parece muy oportuno que nos detengamos un poco a revisar este tema a fin de formarnos una opinión correcta de ello.
¿Por qué si soy un hombre no puedo tener relaciones sexuales con un hombre?
¿Por qué si soy una mujer no puedo tener relaciones sexuales con una mujer?
No podemos acercarnos a este tema sino con respeto y delicadeza. Respeto porque nadie conoce el drama de una persona homosexual si no lo ha experimentado. Delicadeza porque hoy en día, muchos tratan de sacar provecho de las personas con tendencias homosexuales.
En el anteproyecto de ley que será aprobado próximamente por el Parlamento español, el colectivo homosexual tiene todos los visos de un logro histórico.
Han venido ganando batallas, una tras otra, ante la opinión pública, por la hábil manipulación del lenguaje. Sin apenas protestas, han obtenido que se hable, escriba y se propague que la unión entre dos hombres o dos mujeres se llame matrimonio. Además a la posibilidad de adoptar niños se le llame familia.
La escritora Ángeles Caso, en el diario La Razón (9/1/05) ha publicado un elogioso artículo, con el que se congratula por la aprobación legal del “matrimonio” homosexual español, en todo equiparado al matrimonio civil o religioso.
Sin entrar a demostrar la incongruencia de denominar “matrimonio”, (contra el sentido común, cultural y lingüístico) a la unión de dos personas del mismo sexo, parece oportuno hacer unas puntualizaciones clarificadoras para los lectores de dicho artículo.
No se entiende bien el revuelo que ha producido en ciertos ambientes la publicación de la nota del Vaticano, Congregación de la Doctrina de la Fe, presidida por el cardenal Ratzinger, sobre la recomendación a los políticos católicos para que no voten leyes que admitan como matrimonios las uniones homosexuales.
Para una persona medianamente informada, nada nuevo se dice en tal nota. A partir de la constante enseñanza del Magisterio eclesial , reafirmada con la publicación del Catecismo de la
Me da pie una carta publicada en Religión Digital (nº 485) de José María Gil, en la que trata el tema de los homosexuales en la Iglesia católica, para hacer unas puntualizaciones a su contenido, sin ánimo de polémica, sino para aclarar algunas cosas.
Manifiesto mi total acuerdo con su afirmación genérica de que “El que salva es siempre Dios en su infinita misericordia”.
El pasado 29 de junio comenzó en España - por votación del Congreso de diputados - la preparación de una ley que equipara las uniones del mismo sexo con el matrimonio. Los obispos han publicado una nota el 15 de julio diciendo que las personas homosexuales merecen respeto como toda persona, pero que no hay que pensar que cambiar lo que es el matrimonio pueda ayudar a nadie. Si quieren hacerlo tendrán que aportar estudios serios para cambiar una institución milenaria que tiene a favor razones de tipo antropológico, social y jurídico. Veámoslas brevemente.