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Ha vueltas con la homosexualidad

Me da pie una carta publicada en Religión Digital (nº 485) de José María Gil, en la que trata el tema de los homosexuales en la Iglesia católica, para hacer unas puntualizaciones a su contenido, sin ánimo de polémica, sino para aclarar algunas cosas.

Manifiesto mi total acuerdo con su afirmación genérica de que “El que salva es siempre Dios en su infinita misericordia”.

Mi aportación en el tema controvertido de la homosexualidad, se basa en estos presupuestos, para entender el comportamiento de la Iglesia con estas personas:

-El pensamiento de la Iglesia católica está suficientemente claro y explícito en su Catecismo oficial (Nº 2357 y ss). Principalmente su normativa se refiere y obliga a sus fieles.

-La referencia para todo católico debe estar marcada por la Palabra de Dios en la Biblia; la Tradición apostólica y la autoridad del Magisterio oficial.

-En ninguno de estos sitios, se descubre contradicción alguna. La práctica –no la tendencia- de la homosexualidad, se ha considerado en la Iglesia como algo no natural y por tanto, no conforme a la voluntad divina.

-La comprensión, tolerancia, misericordia, hay que ejercerlas siempre con las personas, no con sus conductas desviadas, máxime si se trata de cristianos.

-Me parece broma de mal gusto calificar la homosexualidad como error divino.

-Siento verdadera curiosidad por saber-como afirma el comunicante- los datos concretos de cuándo, cómo y a quiénes “ la Jerarquía bendijo uniones homosexuales”.

-Ante Dios una persona homosexual tiene los mismos derechos y obligaciones que otra heterosexual que sea soltera, casada, viuda, divorciada, consagrada etc

-En modo alguno se puede hablar de dureza, incomprensión o discriminación de la Iglesia católica para con los homosexuales. Es falso e injusto.

-Para un católico NO ES DE RECIBO apelar a un sincretismo religioso o religión universal , en este campo de la moral sexual.