Moral de consenso
En el camino de la globalización en que nos hallamos. se escriben, oyen y publican las teorías más peregrinas, dentro y fuera del ámbito eclesial. Una de ellas, es la así denominada “Moral de consenso”.
En el camino de la globalización en que nos hallamos. se escriben, oyen y publican las teorías más peregrinas, dentro y fuera del ámbito eclesial. Una de ellas, es la así denominada “Moral de consenso”.
Tal como van las cosas en nuestro mundo, en nuestra sociedad y en nuestro entorno, da la impresión que muchas personas-incluso de entre los creyentes y bautizados-han perdido el referente moral en sus comportamientos personales, familiares y sociales.
“El cuarenta o cincuenta por cien de los jóvenes españoles no saben distinguir lo que es bueno de lo que es malo”.He aquí el resultado de una recién encuesta sobre los comportamientos éticos de nuestra juventud, que bien podría ampliarse a la entera sociedad.
No estará de más el recordar algunos principios de los que depende la bondad o maldad intrínseca de los actos humanos.
Parece que hablar es tan fácil como abrir la boca, decir palabras, escuchar sonidos. Detrás de cada uno de esos actos, sin embargo, se esconden presupuestos profundos, sin los cuales es imposible el diálogo.
Una tradición milenaria de reflexión filosófica ha encontrado tales presupuestos en la “ley moral natural” (o, más sencillamente, “ley natural”). ¿De qué se trata? De reconocer que existe un sustrato común de normas y principios que vinculan a los seres humanos.
“¿Y qué gano si me porto bien?” Cuando un adolescente o un joven pregunta esto, quiere que le demos un motivo para portarse bien, para vivir éticamente, para ver si realmente vale la pena no seguir sus gustos sino lo que le dicen (o ya sabe) que es correcto.