Enseñar con el ejemplo
Enseñar con el ejemplo
Primero habló papá, con voz tranquila pero con palabras claras. Luego mamá dio un toque más incisivo a la reprensión: bajó a lo concreto, a lo que había que cambiar “ya”.
Los sociólogos de nuestros días distinguen ya entre "ancianos jóvenes" y "ancianos más ancianos", entre tercera y cuarta edad. Y siguen buscando palabras y términos intrincados para definir y caracterizar un hecho real: el número de abuelos y de abuelas en el planeta tierra abarca una tercera parte de la población mundial.
Si es cierto que las virtudes están enlazadas unas con otras, no es menos que conveniente centrarse en aquellas cuyo desarrollo es más propio de la edad del hijo. En niños menores de siete años lo propio es el desarrollo del orden, la sinceridad y la obediencia. De la intencionalidad de los padres en la educación depende buena parte el éxito de la misma. ¿De qué sirve saber qué virtudes debemos potenciar si no sabemos cómo?