Padre Antonio Rivero L.C.
(Lc 1,39-56 y Jn 2,1-12)
Llegó el tremendo día en que su Hijo tuvo que abandonarla para irse al Apostolado. Fue tal vez una tarde, en la sobremesa: "Madre, mañana salgo a mi apostolado; dame tu bendición". - Ya me lo esperaba, Hijo, desde hace tiempo.
Madre e Hijo se abrazaron efusivamente. María derramó furtivas lágrimas que cayeron sobre la túnica de su Hijo.
Volvió a entender que ese Hijo no era suyo, no era para ella.
(Lc 2,22-39)
Tercera instantánea del alma de María: el desprendimiento. Hemos visto su fe, su amor. Demos un paso más.
Estaban felices con su Hijo en Belén. Parecía que esa felicidad no se iba a acabar. Quejarse de la pobreza, cuando tenían ese tesoro consigo, les hubiera parecido simplemente ridículo.
(Lc 2,40-50)
Volvemos al templo...Parece que toda la vida de María gira en torno al templo. ¿Qué tendrá el templo que tanto fascina a María?
La primera vez fue para ofrecer a su Hijo y quedarse sin él. Ahora vuelve a quedarse sin él durante tres días y lo encuentra una vez más en el templo para reafirmarle Dios que ese Hijo que tiene delante no le pertenece, está en los quehaceres de otro Padre, el Padre celestial.
(Lc 2, 51-52)
María, con la espada bien clavada en el corazón, sale del templo, adolorida. Jamás hubiera pensado que fuera tan duro ser la madre de Dios. Tuvo que redimensionar mucho sus pensamientos. Ese santo orgullo que sintió en Belén por ser la madre de Dios, por tener entre sus manos al mismo Hijo de Dios, ahora ese mismo orgullo viene purificado por la espada de dolor.
La obra y la acción de María no acaba en el Calvario. ¿Qué les parece si entramos también nosotros al Cenáculo, donde están reunidos los apóstoles con María en espera del E.S.? Los apóstoles formaban la primera Iglesia. Y María era la madre de esa Iglesia . ¿Cómo no iba a estar María ahí?
Para esto nos servirá el texto de los Hechos 1, 12-14; 2,1: “Todos perseveraban unánimes en la oración con algunas mujeres, con María la madre de Jesús”.
La obra y la acción de María no acaba en el Calvario. ¿Qué les parece si entramos también nosotros al Cenáculo, donde están reunidos los apóstoles con María en espera del E.S.? Los apóstoles formaban la primera Iglesia. Y María era la madre de esa Iglesia . ¿Cómo no iba a estar María ahí?
Para esto nos servirá el texto de los Hechos 1, 12-14; 2,1: “Todos perseveraban unánimes en la oración con algunas mujeres, con María la madre de Jesús”.
¿Cuál es el puesto de María en la liturgia actual de la Iglesia?
Para esta cuestión ha sido determinante la exhortación de Pablo VI titulada “Marialis cultus” (El culto mariano) del 1974.
(1) María (dice pablo VI) es una síntesis perfecta de las actitudes litúrgicas, que debemos cultivar.
• La liturgia es oración, María es la Virgen orante que abre su espíritu en expresión de glorificación a Dios, de humildad, de fe, de esperanza en el Magnificat.
Ahora la escena es Belén. ¿Cómo nos presenta Lucas a María en Belén?
María estaba verdaderamente en cinta. Llevaba en su vientre al Hijo de Dios. Pesaba Dios en su seno. El infinito encerrado en el seno de una mujer.
Y como toda mujer, María sintió los síntomas de que ese hijo suyo e hijo de Dios quería ya salir al mundo. Pujaba por salir. María, fue el canal por donde Dios entró a nuestro mundo, a nuestra historia.
(Lc 1,26-38)
Quiero comparar a María con la llave de una caja fuerte que esconde mucho dinero. Ella no es el dinero, sólo es la llave. Pero sin la llave, no se abre la caja. Sin ella no llegaríamos a Jesús, verdadera y única riqueza para nosotros. "Ad Iesum per Mariam". María es la ventana a través de la cual el hombre se asoma a la divinidad de Cristo.
Por tanto, vamos a conocer a María. Me propongo, pues, dar algunos rasgos de la Virgen, partiendo del evangelio, para que la conozcamos un poco más y de ahí broten el amor y la imitación de sus virtudes.
(Jn 19,25-27)
"El amor que no se alimenta en el sacrificio se hace trivial, común, banal, superficial...El amor que se nutre de cruz se hace profundo, se acrisola, se purifica, se hace fecundo".