Padre Fernando Pascual L.C.
Vivimos en un mundo de prisas, de resultados, de competición frenética. Muchas veces caemos en el activismo, parece que existimos sólo para responder a la urgencia del momento.
Nos limitamos a considerar nuestros puntos fuertes o débiles, ese éxito profesional o esa derrota futbolística. Se suceden en nuestro corazón estados de euforia emotiva y momentos tristes y amargados... Todo pasa y todo llega como si la vida en esta tierra fuese lo único al alcance de nuestras manos, lo único por lo que vale la pena un poco de esfuerzo.
Pecados y pecados
Es fácil encontrar a personas que no saben exactamente qué es el pecado, cuáles son los tipos de pecados que existen, y cómo distinguir si una cosa que han hecho es o no es pecado. Son personas que quizá han ido a varios cursos de catequesis, han estudiado religión, han nacido tal vez en una familia cristiana. Pero sobre este tema, por motivos diversos, las ideas están más bien confusas, y no distinguen bien entre los actos que nos alejan de Dios y de la Iglesia (eso es el pecado) y los que no.
¿Pecados “pequeños”?
Un conferencista que participaba en un congreso dedicado al tema del pecado original quiso explicar la diferencia entre “pecados grandes” y “pecados pequeños”.
Pecado y misericordia
No es fácil reconocer que hemos “pecado”, que hemos ofendido a Dios, al prójimo, a nosotros mismos.
No es fácil especialmente en el mundo moderno, dominado por la ciencia, el racionalismo, las corrientes psicológicas, las “espiritualidades” tipo New Age. Un mundo en el que queda muy poco espacio para Dios, y casi nada para el pecado.
Un niño coge entre sus manos un diamante. Sus papás sonríen. Tras la lluvia de reflejos del cristal se esconde un regalo precioso, fruto de muchos años de trabajo. El niño se acerca a unas brasas, deposita el precioso objeto, y... en pocos instantes se pierden, en los aires de la casa, unos cuantos miles de dólares...
Entre el creer y el amar hay una relación tan estrecha, tan íntima, que nos resulta difícil responder a la pregunta: ¿uno ama porque cree, o uno cree porque ama?
Cada mirada proyecta un mundo fuera de sí. Un mundo de esperanzas o de miedos, un mundo de alegría o de dolor, un mundo de esfuerzo o de fracaso, un mundo de paz o de rencores arraigados.
Nuestros ojos se cruzan con tantos rostros que nos hablan... En cada encuentro, buscamos ocultar la pobreza interior o dar un poco de ese amor que hemos recibido de Dios.
Nuevos sacerdotes para evangelizar
Un joven se acerca a la sede del celebrante. El obispo le impone, en silencio, las manos. El joven vuelve al altar, se pone de rodillas, espera.
El obispo pronuncia las palabras de ordenación. Desde ese momento, el Espíritu Santo desciende. Un cristiano empieza a ser sacerdote “para siempre”.
¿Qué ha ocurrido antes de esos momentos? ¿Cómo llega cada joven a darle un sí total a Cristo?
Nuestro ángel de la guarda
Nos acercamos a Ti, Señor
Son incontables los caminos que nos acercan a Cristo. Muchos están reflejados en el Evangelio, con sus escenas sencillas de encuentros decisivos.
Unos van a Cristo llevados por la curiosidad. Desean saber qué dice y qué hace este personaje venido de un poblado casi desconocido de Galilea.