DIÁLOGO EN LA FE: VER A CRISTO
Una visión opacada.
Una visión opacada.
Alcances y objetivos del artículo. “Experta en humanidad”.
I. LA ORACIÓN AFECTIVA.
II. LA CONTEMPLACIÓN MÍSTICA.
III. ORACIÓN Y ACCIÓN.
I. LA ORACIÓN AFECTIVA. Identidad consagrada y oración.
A. La Iglesia y la santidad.
B. Hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión. (NMI, 43) (1ª parte)
C. Hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión. (NMI, 43) (2ª parte)
D. Contribución de la vida consagrada a la santidad de la Iglesia.
A. La Iglesia y la santidad.
1. La llamada universal y específica a la santidad: importancia de centrar todo en Cristo.
La muerte, “salario” del pecado original, es algo tan olvidado y de otra parte algo tan normal: todos hemos de morir. Cuentan de uno que en el bar miraba siempre las esquelas, por si se veía un día a él, hasta que el dueño del bar mirando el periódico dijo: “lástima, hoy que sale la esquela de fulanito y justo es el día que él no ha venido a leer el periódico”. Hay una resistencia innata a morir, como decía Morabia: “todos los hombres querrían ser inmortales... buscan traer al mundo hijos o se esfuerzan por crear alguna obra de arte: las dos cosas prolongan su permanencia en el tiempo”.
La fiesta de todos los santos nos recuerda la multitud de los que han conseguido de un modo definitivo la santidad, y viven eternamente con Dios en cielo, con un amor que sacia sin saciar. Es también la fiesta de todos os que estamos llamados a unirnos a los que forman la Iglesia triunfante: nos anima a desear esa felicidad eterna, que solo en Dios podemos encontrar.
Oí una voz que me llamaba.
Que me decía, ven a mí.
Vi una luz en el camino,
hoy mi destino conocí
Santo, Santo, Aleluya
(Aleluya, Aleluya)
Santo, Santo es el Señor
Hossanna en el cielo
(Aleluya, Aleluya)
Santo, Santo es el Señor
Santo, Santo es el Señor