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Sacerdotes y pedofilia

No hay que ser demasiado suspicaz para darse cuenta que actualmente existe una desatada campaña de desprestigio contra la Iglesia Católica, fruto de los muchos, dolorosos e imperdonables casos de pedofilia de los que se ha sabido.

En efecto, aun cuando estos terribles hechos no tengan justificación, e incluso en algunas situaciones resulten más graves que el común de los casos, hay que ser mínimamente objetivo para intentar ver las cosas en su justa medida, para lo cual –creo– resulta muy iluminador tener en cuenta algunos datos.

Beato Simón de Lipnica

P. SIMÓN DE LIPNICA (1435-1440?- 1482)

Nació en Lipnica Murowana (Polonia), entre los años 1435-1440. Sus padres, Gregorio y Ana, le dieron una buena educación, inspirada en los valores de la fe cristiana y, a pesar de su modesta condición, se preocuparon de asegurarle una adecuada formación cultural. Tenía un carácter piadoso y responsable, una natural predisposición a la oración y un tierno amor a la Madre de Dios

Beato Segismundo Félix Felinski

Segismundo Félix Felinski (1822-1895)

Nació el 1 de noviembre de 1822 en Wojutyn, Polonia (hoy Ucrania), de la noble familia de Gerard y Eva Wendorff, escritora. Fue el séptimo de once hijos. De sus padres aprendió el amor a Dios, el sacrificio por la patria y el respeto por el hombre. Estos valores fueron su fuerza cuando en 1833 perdió a su padre y en 1838 su madre fue deportada a Siberia a causa de su actividad patriótica en favor de los campesinos, y cuando el Gobierno zarista confiscó el patrimonio de la familia.

¿Existe una sobrepoblación?

Es cierto que la población mundial ha aumentado durante este siglo. Incluso, se duplicó de 1950 a 1991, y en 1993 alcanzó la cifra de 5,6 mil millones de habitantes1. Pero este aumento demográfico no se debe a un aumento de la tasa de nacimientos, sino a un aumento sin precedentes de la esperanza promedio de vida, fruto de mejores políticas y condiciones sanitarias y alimenticias2.

San Jorge viste de Prada

Siento defraudar a los incondicionales de Meryl Streep (a quienes me une la admiración por esta camaleónica actriz), pero no me estoy refiriendo a la secuela de su ya famosa película. ¡Nada sería más de mi agrado que ver de nuevo en la pantalla a la excéntrica Miranda Priestly! Más bien quisiera llamar la atención sobre una figura de nuestro panorama contemporáneo, que me parece es tan digno de ser aplaudida como lo es la actriz estadounidense detrás de las pantallas.

El sexo de los infelices

Andaban dos monjas por la calle, cuando un grupo de muchachos comenzó a increparles con obscenidades. La de más edad se volvió con sonrisa socarrona: «Si os interesa tanto el sexo, tenemos la próxima semana un taller muy interesante en el colegio, al que estáis invitados». «¡Pobres chicos! -se volvió hacia la joven-. ¡A su edad, y todavía andan así de perdidos!»