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Lástima de colegiaturas


Educar, hoy por hoy, está en chino. No son ni uno, ni dos, los casos que me he encontrado en los que unos excelentes padres de familia se lamentan  por que sus hijos están muy lejos de ser lo que ellos pretendían, después de haberse desgastado en la atención de ellos se los ganó ese ambiente tan lleno de vacío.

Libertad de calidad


En uno de sus libros, S. Pinckaers nos habla de un asunto que me resulta especialmente atractivo: la libertad, y en concreto de un tipo de libertad que tiene nombre y apellido: Libertad de calidad. Desafortunadamente, estos temas suelen ser tratados paciflorinamente por algunos autores, y este es el motivo de que no sean leídos por el gran público.

Las leyes y las muertas de Juárez

Qué triste me resulta hacer referencia a los crímenes cometidos en contra de mujeres en Ciudad Juárez. En cuanto a su número y a la persecución de los delincuentes me declaro ignorante, pues no tengo la más mínima idea sobre el seguimiento que se le haya dado a cada caso. Lo único que podría afirmar es que me parecería tan ruin que no se investigaran dichos delitos como los crímenes mismos; pues eso equivaldría a complicidad, y confío sinceramente en que esto no suceda. 

Luces en una noche oscura

Eso son los mártires de todos los tiempos: luces en una noche oscura, señales de la fuerza de Dios en corazones fuertes que dirigen cuerpos frágiles.

Los verdugos, los enemigos de Dios y del hombre, saben que pueden insultar, denigrar, calumniar, perseguir, enjuiciar, encarcelar, condenar, mutilar, asesinar, a hombres y mujeres que viven según el Evangelio, que prefieren la verdad a la mentira, que dicen no a la injusticia para dar un sí al amor sincero.

Luces en una noche oscura

Eso son los mártires de todos los tiempos: luces en una noche oscura, señales de la fuerza de Dios en corazones fuertes que dirigen cuerpos frágiles.

Los verdugos, los enemigos de Dios y del hombre, saben que pueden insultar, denigrar, calumniar, perseguir, enjuiciar, encarcelar, condenar, mutilar, asesinar, a hombres y mujeres que viven según el Evangelio, que prefieren la verdad a la mentira, que dicen no a la injusticia para dar un sí al amor sincero.

La llave del corazón

La llave del corazón

Ha sido un esfuerzo inútil. Una y otra vez hemos explicado un punto de la doctrina de la Iglesia. La respuesta ha sido siempre la misma: rechazo, búsqueda de nuevas refutaciones, evasión, incluso críticas directas contra el Papa, los obispos, los sacerdotes, contra nosotros mismos.

Quizá fuimos un poco ingenuos. Creíamos que bastaba con explicar, con exponer, con citar documentos para que el otro pudiese llegar a ver y creer lo que nosotros vemos y creemos.