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I

¿Indiferencia ante la vida?

El hombre es un ser que se conmueve. Reprueba los actos de violencia e injusticia, más aún si estos suponen el cancelar una vida humana.

 El hombre no permanece ajeno ante los padecimientos ni le es indiferente el dolor y las carencias del otro. Su sensibilidad, las más de las veces, le lleva a manifestar su inconformidad y le mueve a hacer “algo” porque sabe que atentar contra la vida humana no está bien, porque sabe que apagar la luz de una vida no es lo mismo que ahogar la luz de una vela.

Instantes Fugitivos

Hay momentos especiales, de belleza, de dicha, de riqueza profunda en nuestro corazón inquieto.

Quisiéramos, entonces, que el tiempo detuviese su paso despiadado, que el momento durase más tiempo, que no cesase este instante de alegría intensa.

Pero la vida es una marcha sin descanso: todo empieza y todo acaba tan deprisa...

El amanecer entre cantos de mil pájaros se ha transformado en un día espléndido, soleado y caluroso, mientras el viento acaricia las copas de unos plátanos.

Ignorancias Culpables

¿Existen ignorancias culpables? O, en otras palabras, ¿existe obligación de saber ciertas cosas?

La respuesta a la segunda pregunta lleva a la respuesta a la primera: si hay obligación de saber algo antes de actuar, entonces habría ignorancias culpables.

Podemos decir, con certeza, que sí existen ignorancias culpables. Porque todos estamos obligados a conocer cuáles son los deberes y responsabilidades que nos corresponden como hijos, como esposos o padres, como miembros de la sociedad, como profesionistas, como católicos.