Pasar al contenido principal

D

¿Donde estoy?

Hace no mucho tiempo, circulando por Av. Revolución, en la Ciudad de México, me encontré detenido por los vehículos que tenía adelante de mí, a pesar de que la luz del semáforo ya estaba en verde para nosotros. Cuando salí por un lado de aquella hilera, pude descubrir que frente a los coches estaba una chica recién atropellada. Lo primero que me vino a la cabeza fue: Que alguien llame una ambulancia y a un sacerdote... y tate...

¿Dónde estás corazón?

¿Dónde quedaron esos: "Mi reina", "cielo", "cariño", "gordita", "cuchi-cuchi", "hija", "flaco", "mi amor", "viejo", "mi prieta", "mi Rambo", "chaparra", "mi Supermán", " mi estrellita marinera", "mi David de Miguel Ángel", "mi Diana cazadora"... y tantísimos otros?. Hasta hace pocos años tener un divorciado en la familia era un motivo de vergüenza, pero esos tiempos ya pasaron, hoy en día los mexicanos estamos casi a la altura del primer mundo en esa "muestra de civilización". Estos fracasos, se deben a muchos factores que, a la larga producen enormes daños a los cónyuges y a sus hijos.

¿Director espiritual?

¿Director Espiritual?

Supongo que mi estado de salud puede ser de tanto interés para ustedes como el estado de Minnesota para los acapulqueños, sin embargo, permítanme comunicarles que en la puerta de mi cuarto tengo un letrero que dice: “Favor de no pasar. HOMBRE MALO”. Y entre paréntesis: (Enfermo).

¿Deberemos preocuparnos?

·                 Cuando ya no creamos en los políticos, ni en los funcionarios públicos.

·         Cuando no podamos confiar en los policías.

·         Cuando los representantes de la sociedad se olviden de aquellos a quienes representan.

·         Cuando los niños le pierdan el respeto a los maestros.

Desastres pasionales

“Nosotros, que fuimos tan sinceros que desde que nos vimos, amándonos estamos.

Nosotros, que del amor hicimos un sol maravilloso, romance tan divino.

Nosotros, que nos queremos tanto debemos separarnos. No me preguntes más.

No es falta de cariño. Te quiero con el alma.

Te juro que te adoro y en nombre de este amor y por tu bien… te digo adiós”.

Derecho a la injusticia

Ya se me fue otro año y ni cuenta me di! ¿No les pasa a ustedes lo mismo? De repente aquí, y ahora, así nomás, sin saber cabalmente en qué fui invirtiendo este tiempo. ¿Saben una cosa? mientras escribo estas notas escucho “otras”, pero de un estilo distinto, en la voz inconfundible del maestro Agustín Lara. Ustedes han de perdonar pero ya me puse romántico.  

De recetas… a recetas

Anoto la carta de comida que, estoy seguro, habremos disfrutado en más de una ocasión. Como plato de entrada un: No me toques que te muerdo, con un poco de sonrisa amenazante. De segundo plato: No te metas en mi vida, aderezado con un fuerte: Tampoco me importan, para nada, tus problemas personales. El plato principal un: Aquí las cosas se hacen como yo digo, con bastante de: Si no te gusta te puedes largar. Y por último, el postre: Media vuelta bien marcada, bañada en salsa de silencio. Para acompañar, una botella de: A mí, tú no me haces ni maldita falta, reserva del 96. Todo exquisito.

Delincuentes domésticos

Cuando alguien usa la expresión “me movieron el tapete” solemos entender que se sintió inseguro, pues el hecho de pisar sobre un suelo firme proporciona estabilidad, a diferencia de lo que nos sucede cuando nos encontramos sobre alguna plataforma armada de piezas articuladas pero no firmemente estructuradas entre sí. Al perder el equilibrio experimentamos una descarga de adrenalina a la que identificamos con el miedo y la inseguridad.

Divorciados

Anoche, por fin un ratito (cerca de las once), para revisar mi correo electrónico. Echo un vistazo a mi “bandeja de entrada” y… Oh, sorpresa: 78 correos correspondientes a ese día. Cada uno distinto, pero todos por el mismo motivo: Resulta que en una página de Internet subieron ayer un artículo que publiqué hace cuatro años y medio. El título: “Antes de divorciarte”.