Pasar al contenido principal

D

Depende de la forma

Un
sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar,
mandó llamar a un sabio para que interpretara su sueño.

- ¡Qué desgracia, Mi Señor! -exclamó el sabio-, cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad.

El “día del Señor” y el precepto dominical

Dios ha hecho a los hombres con el fin de conducirlos a la salvación. Pero el hombre no es sólo cabeza, sino también corazón. Por eso Dios ha hablado al entendimiento y también al corazón del hombre, todo para obtener la conversión.

¿Cuál es el centro del domingo —o mejor— de “tu” domingo? un paseo, el cine, el trabajo, la comida familiar... A veces el centro no es Dios porque no sabemos lo que implica cumplir el precepto dominical, porque el domingo debería de ser el “Día del Señor”.

Decálogo para leer con provecho la Biblia

1. Nunca creer que somos los primeros que han leído la Santa Escritura. Muchos, muchísimos a través de los siglos la han leído, meditado, vivido, transmitido. Los mejores intérpretes de la Biblia son los santos. 

2. La Escritura es el libro de la comunidad eclesial. Nuestra lectura, aunque sea a solas, jamás podrá ser en solitario. Para leerla con provecho, hay que insertarse en la gran corriente eclesial que conduce y guía el Espíritu Santo. 

La distribución de la riqueza

1.- Tenemos en México el problema de la mala distribución del ingreso, y generalmente esto lo adjudicamos a la empresa, debido  a los salarios que paga. A pesar de que en la empresa se genera gran parte del ingreso no es ella la que debemos señalar culpable de la mala distribución de la riqueza. La compensación salarial no depende sólo de la capacidad de la empresa ni del empresario.

Danos tu luz, Señor

Danos tu luz, Señor

 
Señor, sé nuestra Luz en cada día,
para poder ver por donde vamos,
y descubrir cual es la guía
que nos conduce al sendero de la vida.

Sé tú Señor, nuestro compañero de camino
de los que vamos por el mundo
para aprender que hacer en cada instante
y no perder el rumbo a medio día.

Si Tú nos acompañas,
feliz será la vida nuestra
y andaremos con paz y en alegría,
porque contigo, Señor,
la vida es esperanza y regocijo.

Dame Señor 1

Dame Señor

Dame, Señor, la simplicidad de un niño
y la conciencia de un adulto.
Dame, Señor, la prudencia de un astronauta
y el coraje de un salvavidas.
Dame, Señor, la humildad de un barrendero
y la paciencia de un enfermo.
Dame, Señor, el idealismo de un joven
y la sabiduría de un anciano.
Dame, Señor, la disponibilidad del Buen Samaritano
y la gratitud del menesteroso.
Dame, Señor, todo lo que de bueno veo en mis hermanos,
a quienes colmaste con tus dones.