Pasar al contenido principal

La distribución de la riqueza

1.- Tenemos en México el problema de la mala distribución del ingreso, y generalmente esto lo adjudicamos a la empresa, debido  a los salarios que paga. A pesar de que en la empresa se genera gran parte del ingreso no es ella la que debemos señalar culpable de la mala distribución de la riqueza. La compensación salarial no depende sólo de la capacidad de la empresa ni del empresario.

Hay muchos elementos que influyen en una desigual distribución. Uno de ellos es la baja competividad del país, un aumento en la competividad  corregiría en algún modo la mala distribución y además impulsaría el crecimiento del ingreso general del país y de la empresa. 

Entre otros elementos que influyen en la distribución de la riqueza debemos señalar la corrupción, cuya magnitud es muy grande en varios sectores.

No pretendemos solucionar estos y otros problemas, y además son muchas las causas por las que se ve afectada la distribución del ingreso, por eso afirmamos que la compensación salarial no depende sólo de la capacidad de la empresa ni del empresario.

2.- Cualquier propuesta que aporte mejoría sobre la justa distribución de la riqueza debe tener en cuenta que son muchos los factores que intervienen en el problema.

Pensemos, por ejemplo, en la capacidad de la mano de obra, con el objetivo de mejorar la curva de distribución de la capacidad productiva individual. El trabajo no sólo da medios de supervivencia económica, sino de sustentabilidad para toda la sociedad.

Es lógico pensar en términos de capacitación de la mano de obra, con el objeto de mejorar la distribución de la riqueza, pero debemos pensar más allá de la mera capacidad de reproducción y mantener un proceso de constante crecimiento personal y laboral y así darle al obrero un sentido a su vida, y que se  sienta protagonista de su mejoramiento personal íntegro.

Hay que atender siempre el desarrollo de la persona y así dar un sentido real al aporte social no sólo en cuanto a la productividad técnica sino en cuanto al mejoramiento de sus actividades para adaptarse a los retos del futuro y poder enfrentarlos.

3.- Para resolver los problemas de la economía, se debe ante todo considerar a las personas afectadas por estos, ya que la persona es lo más importante.

Una de las consideraciones para la distribución justa de la riqueza es la acción subsidiaria del Estado. El Estado debe ser un facilitador del desarrollo económico, secundar la actividad de las empresas, crear condiciones que aseguran oportunidad de trabajo, estimular aquellas áreas de la economía en estos momentos de crisis.

Por desgracia tenemos un gran desempleo y la crisis continúa. Por eso recordemos que la tarea fundamental del Estado, en este ámbito económico, es definir un marco jurídico que establezca reglas justas y claras entre los actores del libre mercado, y así evitar que se den monopolios y competencia desleal (cuando una de las partes supera totalmente en poder a la otra y así puede reducirla a la esclavitud).

Yo sé que el mercado no es capaz, con sus propios medios, de garantizar una justa distribución de los bienes y servicios esenciales para el desarrollo de la sociedad, por eso insistimos en la complementariedad entre estado y mercado.

4.- En su última Encíclica, “Caritas  In Veritate” el Papa Benedicto XVI, nos dice: "La caridad exige la justicia: el reconocimiento y el respeto de los derechos legítimos de los individuos y los pueblos",  "La justicia debe aplicarse a todas las fases de la actividad económica, porque esto es siempre que se trate con el hombre y sus necesidades", también nos señala: ." "La Localización de recursos, financiación, producción, consumo y todas las otras fases del ciclo económico, inevitablemente, tienen implicaciones morales. Así, cada decisión económica tiene una consecuencia moral."

Quiero terminar esta participación, hablando algo de la actividad concreta y cotidiana de los empresarios y dirigentes de empresa porque ellos son elementos determinantes en la distribución de la riqueza: Les deseo a ellos una formación Moral sólida que implica desarrollar las virtudes como la diligencia, la laboriosidad y la fortaleza en la toma de decisiones difíciles y sobre todo la solidaridad y la fraternidad para con sus hermanos.