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La fe tibia engendra vidas divididas y estériles

Hay muchos cristianos y desgraciadamente también religiosos y sacerdotes que creen; pero su fe es muerta, es tibia, es inoperante, no produce frutos ni de santidad ni de verdadera santificación de las almas. Es, diríamos, una fe teórica, que no se traduce en obras. Y viven una vida dividida, creyendo creer en Dios y buscando por otra parte realizar sus propios caprichos de vanidad, de egoísmo o de sensualidad, por más que estén en contraposición con lo que Dios les pide. ¡Pobres almas! Han querido realizar su existencia guiadas por criterios humanos. Y las veis arrastrarse insatisfechas, con la conciencia de su esterilidad sobrenatural, porque han querido realizar su obra fuera de los caminos y de la mirada de Dios.