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La civilización del amor comienza por el cambio interior

La vida que ofrece Cristo a estos seguidores, a estos apóstoles del mundo actual, no es una vida fácil. Es una vida salpicada toda ella de heroísmo, de valor, de renuncia. Es una conquista del mundo que empieza por la conquista del mismo hombre para Él; es una conquista que lleva a dejar el hombre viejo, lleno de pecado, de pasión, para revestirnos de un hombre nuevo hecho a imagen de Cristo. Después esta vida nos lanza a la conquista del mundo para Cristo, y esta conquista es difícil y ardua. El mundo que Dios ha puesto a nuestro alcance sufre actualmente una crisis de Dios, una crisis de fe, una crisis de valores. Se me asemeja mucho al mundo de los tiempos de Cristo. Sin embargo, Cristo, con unos hombres dispuestos, fue capaz de conquistarlo, de transformarlo, de cambiarlo, poniendo en vez de la civilización del odio, de la esclavitud, la civilización del amor.