La cascada
El polvo era dueño del lugar
en Santa María de la Cascada.
Losárboles reclamaban las lluvias.
Turbia, muy turbia caía
el agua de la cascada,
en otro tiempo tan limpia y fresca.
Comí sabrosamente,
contemplando la montaña,
hablando con losárboles,
teniendo el oído atento
al murmullo del agua,
que se precipitaba por la cascada
y discurría mansamente por el riachuelo.