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En llamas.

En llamas

Lo mejor que pude y supe

les dí el retiro.

Al intentar calentar,

yo mismo me fui abrasando,

con el paso de los minutos.

Y pensar que, tiempo atrás,

era yo una luciérnaga,

un niño asustado,

Pero yo también escuché,

como Lázaro, un día,

la potente voz del Nazareno:

-“Sal fuera”,

y hoy camino por las calles,

de retiro en retiro,

de confesión en confesión,

de colegio en colegio,

encendiendo entusiasmo en los corazones.