Muchas veces nos preocupamos sin necesidad por el problema de nuestra santificación. Quisiéramos encontrar un camino nuevo, particular. Y digo que sin necesidad porque Dios tiene el camino trazado y el Espíritu Santo es el artífice de nuestra santificación, no tenemos más que dejarnos llevar. Déjese llevar por sus inspiraciones; con suavidad, con delicadeza, con constancia corresponda a todas ellas.