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Cansancio.

Cansancio

Voy a Valle de Bravo con el alma herida

de tristeza y de cansancio.

Es un cansancio emocional,

que baja hasta mis huesos de rocinante viejo.

Malditos hábitos viejos,

que han crecido como hiedras

pegados a mi piel,

chupándome la savia vital.

Le he pedido al Señor que me cure,

tengo la fe que se requiere para el milagro,

tengo un poco de voz

para gritarle, como Bartimeo:

“Hijo de David, ten compasión de mi”.