Abuelitas
Misa de abuelitas, pobrecitas,
un recuerdo para ellas,
unas palabras afectuosas.
Tenerlas en cuenta,
hacerles sentirse útiles,
produjo el efecto de un milagro:
cupo lleno,
rostros, a la salida, algo más rejuvenecidos,
menos serios y dolientes.
Yo les digo, abuelitas,
que se pueden llevar
muchos años a la espalda,
pero se puede rebosar de juventud
en el alma, de alegría en el corazón.
Sonrían, abuelitas, a sus hijos,
a sus nietos, a este mundo triste
que ya no sabe sonreír
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