Virgen fuerte en el dolor
Santa María, Madre de Dios.
Tú has permanecido con firmeza de pie
junto a la Cruz para participar, con
todo tu maternal cariño, en los tormentos
y suplicios de tu Hijo.
Has querido probar en tu corazón todos
los dolores que atormentaban su cuerpo
y su alma, para que su sacrificio llegase
a ser también totalmente tuyo, por esto
tú serás siempre para nosotros el modelo
de firmeza en las pruebas, ofrecidas en
unión al sufrimiento redentor de tu Hijo
Jesucristo.
Comunícanos a nosotros tu fortaleza del
alma, infúndenos tu mismo espíritu de
Fe, esperanza y caridad. Tú has sufrido
con tanta firmeza, porque has creído en
el Salvador, no obstante su aparente de-
rrota, has esperado en su triunfo en el
momento de la crucifixión, lo has amado
por él mismo, sacrificando tu corazón
para permanecer cerca de El.
Haz que nuestra fe y nuestra esperanza,
no se dejen abatir por las dificultades
y que conservemos la certeza, de que a
través del sufrimiento, llegaremos al -
triunfo del gozo, hecho más profundo por
un amor, que ha crecido y se ha hecho
fuerte en el dolor.