Súplica a María de los marginados
María de los marginados,
de aquellos y aquellas
que parecen estar de más
en nuestro mundo,
en nuestra sociedad.
María de los marginados,
¡qué bien los comprendes!
Cómo se prolonga tu dolor en la historia,
madre soltera incomprendida,
madre y familiar de ajusticiados,
inmigrante de Egipto,
campesina y mujer de aldea,
marginada en tu hijo marginal,
Jesús, el Crucificado.
¡Qué bien comprendes,
María de los marginados,
a quienes no son alabados,
ni acogidos, sino vituperados,
condenados y rechazados,
aun en tu misma comunidad!
Contágianos tu com-pasión,
y seremos buenos samaritanos,
y os seguiremos a tu Hijo,
y a ti, y a tu José,
hasta donde el Reino del Abbá nos lleve,
hasta la cruz y la infamia.
María de los marginados,
de tu kénosis llegas a la exaltación,
a la notoriedad más paradójica de nuestra historia.
¡Qué razón tenías!
¡Ha mirado la humillación de su sierva!
¡Ensalzó a los humillados!