Salve, Madre bondadosísima
¡Salve, Madre bondadosísima,
que todo lo ves y escuchas,
aún de lejos!
¡Recibe mi saludo, humilde, reverente y filial;
adivina el ferviente palpitar de este corazón
que a través del mar
llega hasta el tuyo!
¡Alégrate, sublime Mujer del Cielo,
y recibe mi agradecimiento
por tus muchos beneficios y prodigios!
¡Madre de nuestras madres,
omnipotente por gracia ante el corazón de Dios,
ruega por nosotros, pecadores!
¡Aquí estoy, yo también me hago presente en tu gran fiesta,
en tu triunfo, oh María!
¡Me postro ante ti,
levanto a ti mi mirada
y te ofrezco las aflicciones de mi espíritu,
a Ti, que "un día también lloraste"!
Te invoco, y te suplico por mí y por todos,
¡oh Virgen, Señora, Santísima!
¡A tus pies entrego mi corazón
y toda mi pobre vida:
mil veces te bendigo,
mil y mil veces te amo!