Oración de la joven
Señor, tú que nos has confiado la grande y noble misión
de ser el complemento psíquico y corporal del hombre.
Tu que has querido que seamos la delicadeza y ternura
junto a su energía y vigor, danos tu gracia.
Enséñanos a ser auténticamente femeninas y sencillas,
poniendo en la rudeza de la vida de nuestros hermanos, los jóvenes, la
dulzura de una vida pura y sana, sin coqueterías ni complicaciones.
Que no seamos superficiales, sino que nos preocupen
seriamente los problemas de la humanidad. Que no perdamos el tiempo en
prepararnos demasiado.
Y que con nuestro cuerpo armonioso, con nuestra - pureza
de rasgos, con el brillo de nuestros ojos, con la gracia de nuestro
andar..., con todo el atractivo que nos has concedido no perturbemos la vida
de ellos, sino que únicamente busquemos ser el estimulo que los empuje a
"prepararse" para el auténtico amor y don de si mismos.
Y no nos dejes caer en la enorme tentación de jugar al
amor demasiado pronto, confundiéndolo tal vez con el sentimentalismo, sino
que, fortaleciendo nuestros corazones, ayúdanos a "entrenarnos" también a
nosotras para el verdadero amor, aprendiendo a ser generosas y a compartir
el dolor de los que sufren.
Que el amor a ti presida nuestra juventud. Amén.