Espíritu Santo
Santo Espíritu de Dios,
En un instante en Pentecostés,
transformaste a los discípulos
miedosos, que se escondían,
en el cenáculo,
en almas fuertes y ardientes.
Tú los hiciste salir de aquel
encierro, lanzándolos a una
grandiosa empresa apostólica.
Transforma ahora nuestros corazones,
débiles y temerosos, en corazones
intrépidos desbordantes de alegría
Comunícanos un ardor indomable,
una caridad dinámica que se
entregue sin reservas a extender
el reino de Dios.
Con tu soplo ardiente,
mueve nuestra voluntad para hacer
el bien en la oración, con el
ejemplo y en la acción.
Haz que difundamos con gozo alrededor
nuestro las riquezas espirituales que
Tú has acumulado en nuestra alma a
través de nuestra vida.
Renueva por nuestro medio,
el misterio de Pentecostés,
con la expansión victoriosa
de un amor irresistible
y una fe a toda prueba.
Amén.