Padre bueno
Padre bueno
Padre Bueno, te pido que bendigas a mi familia,
mis hermanos, amigos, sobrinos y a toda la humanidad
Te pido, les reveles nuevamente
Tu amor y Tu poder.
Espíritu Santo, te pido que seas la guía para sus almas.
Padre Bueno, te pido que bendigas a mi familia,
mis hermanos, amigos, sobrinos y a toda la humanidad
Te pido, les reveles nuevamente
Tu amor y Tu poder.
Espíritu Santo, te pido que seas la guía para sus almas.
Ven Espíritu Santo Creador
ven a visitar el corazón
y llena con tu gracia
viva y eficaz
nuestras almas, que tú creaste por amor.
Tú, a quien llaman
el gran consolador,
don del Dios altísimo y Señor,
eres vertiente viva,
fuego que es amor,
de los dones del Padre,
el dispensador.
Espíritu del Padre y del Hijo:
Ven a nuestra comunidad;
enciende en nosotros el fuego de tu amor.
Enciende en nosotros el fuego que ardía
en nuestro Fundador y en tantos hermanos
que nos precedieron.
Danos bondad, alegría y paz;
danos valor, paciencia y perseverancia.
Tú conoces nuestras debilidades,
nuestros fracasos, nuestras decepciones.
Sabes del cansancio que a veces sentimos.
Ven, Espíritu Divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
Amor divino, lazo sagrado que unes al Padre omnipotente y a su
bienaventurado Hijo, todopoderoso Espíritu consolador, dulcísimo
consolador de los afligidos, penetra con tu soberana virtud lo más
profundo de mi corazón; que tu presencia amiga llene de alegría, por
el brillo deslumbrante de tu luz, los rincones oscuros de mi morada
abandonada; ven a fecundar con la riqueza de tu rocío lo que ha
marchitado una larga sequía.
Desgarra, con un dardo de tu amor, el secreto de mi desorientado ser
Un himno que la Iglesia canta con frecuencia: en el rezo de vísperas, en la fiesta de Pentecostés, en la dedicación de una iglesia, en la Confirmación, en la Ordenación Sacerdotal y cada vez que se quiere invocar al Espíritu Santo con solemnidad. Se atribuye a Rabanus Maurus (776-856).
Veni, Creator Spiritus, Ven, Espíritu Creador,
Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
V./ Envía tu Espíritu y todo será creado.
R./ Y repuebla la faz de la tierra.
Oremos:
Oh Dios, que has iluminado
los corazones de tus hijos
con la luz del Espíritu Santo;
háznos dóciles a sus inspiraciones,
para gustar siempre el bien
y gozar de su consuelo.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Ven, Espíritu Santo,
Y envía desde el cielo un Rayo de Tu luz.
Ven Padre de los pobres,
ven, dador de los dones
Ven, luz de los corazones.
Consolador magnifico,
Dulce huésped del alma,
Suave alivio.
Descanso en la fatiga,
Brisa en el ardiente estío,
Consuelo en el llanto.
¡Oh, luz santísima,
Llena lo mas intimo
de los corazones de Tus Fieles!
Ven Espíritu Santo y concédenos el don de la SABIDURÍA,
que dándonos a conocer la verdadera dicha,
nos haga gustar los bienes espirituales.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Amén
Ven Espíritu Santo y concédenos el don del ENTENDIMIENTO,
para que más fácilmente penetremos los misterios de nuestra fe.
Gloria al Padre...
Divino Padre Eterno, en nombre de Jesucristo, y por la intercesión de la Santísima Siempre Virgen María, envía a mi corazón El Espíritu Santo.
Ven, Espíritu Santo, a mi corazón y santifícalo.
Ven, Padre de los pobres, y alíviame.
Ven, autor de todo bien, y constélame.
Ven, luz de las mentes e ilumíname.
Ven, dulce huésped de los corazones, y no te apartes de mí.
Ven, verdadero Refrigerio de mi vida, y renuévame.