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La Vocación

La muerte, maestra de vida (II)

La muerte, maestra de vida Parte II.

Nos vamos a fijar ahora en los efectos que produce la muerte. Recordemos serenamente, fríamente lo que hace con nosotros la muerte.

En primer lugar, la muerte te separa de todo, es un adiós a los honores, a la familia, a los amigos, amigas, a las riquezas, es un adiós a todo. Por eso, si un día tengo que separarme a la fuerza de todo, es absurdo apegarme desordenadamente a tanta cosas. Cuanto más apegado estés, más doloroso será el desgarrón. El ideal es vivir tan desprendido, que cuando llegue la muerte tenga poco que hacer.

El Celibato

La conciencia actual, fermentada por ideas, experiencias y descubrimientos nuevos, ha comprobado lo frágil de muchos conocimientos anteriores, que los sustituyó con otros que modificaban profundamente la concepción referente a la persona, la sociedad, la autoridad, la relación entre los valores humanos y cristianos, y originó un proceso inevitable de crítica y reajuste. Tal proceso afecto también al celibato.

Jóvenes... y sacerdotes

Jóvenes... y sacerdotes

¿Todavía hay jóvenes que deciden ser sacerdotes? La pregunta es legítima, porque sorprende encontrarse con jóvenes que deciden seguir la vocación sacerdotal.

La respuesta, gracias a Dios, es afirmativa: sí, todavía hay jóvenes que desean ser sacerdotes. Porque el hombre sigue siendo hombre, a pesar de tantos progresos y de tanta técnica. Porque hay pecados que perdonar, porque hay corazones hambrientos de esperanza, porque hay miserias materiales y espirituales, porque la vida humana no termina cuando se apagan nuestras neuronas.