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La Virgen María

Angelus y Regina coeli

Todos los días, en algún lugar del mundo dan las doce –por el movimiento de rotación de la tierra-  y se reza el Angelus sucesivamente. Al rezar esta oración centrada en la encarnación del Verbo, nos sumergimos en la contemplación del misterio de Cristo. 

La costumbre de contemplar el anuncio del ángel Gabriel a María de Nazaret (Lc. I, 26-38) influyó en las comunidades cristianas de los primeros siglos en la comprensión del misterio de la encarnación. Dan fe de ello las aportaciones de los Padres, tanto orientales como occidentales. 

Ángelus y Regina coeli

Todos los días, en algún lugar del mundo dan las doce –por el movimiento de rotación de la tierra-  y se reza el Angelus sucesivamente. Al rezar esta oración centrada en la encarnación del Verbo, nos sumergimos en la contemplación del misterio de Cristo.  

La costumbre de contemplar el anuncio del ángel Gabriel a María de Nazaret (Lc. I, 26-38) influyó en las comunidades cristianas de los primeros siglos en la comprensión del misterio de la encarnación. Dan fe de ello las aportaciones de los Padres, tanto orientales como occidentales.  

Actualidad del Mensaje de Fátima

En Portugal, la Virgen María se les apareció a tres pastorcitos en una cueva. Lucía, Francisco y Jacinta tenían respectivamente 10, 9 y 7 años de edad. Jugaban los tres niños en una propiedad de los padres de Lucía llamada Cova de Iría, a dos kilómetros y medio de Fátima. Vieron a la Madre de Dios sobre una encina. Era “una Señora toda vestida de blanco, más brillante que el sol, que difundía una luz más clara e intensa que un vaso de cristal lleno de agua cristalina atravesada por los rayos del sol”. Su rostro no era “ni triste, ni alegre, sino serio”.

María en Pentecostés

La madre silenciosa. Cuarenta días en el anonimato. Nadie sabe lo que hizo ni cómo vivió María después de la deposición de su Hijo en el sepulcro. ¿Cristo se le apareció o no? Para la respuesta, afirmativa o negativa, hay razones justificadas. La curiosidad humana hubiera querido sentirse más satisfecha. Quizá el evangelio, según el parecer de san Ambrosio, guarda un respetuoso silencio y un silencioso pudor.

¿Por que María es la plena de gracia?

Cuenta un sacerdote que desayunaba en una cafetería de Roma cuando se le acercó una muchacha japonesa y, en un francés tartamudeante, le preguntó a bocajarro: ¿Podría explicarme quién es la Virgen María? Sus palabras le sorprendieron tanto que sólo pudo responder: ¿por qué me lo pregunta? Y explico: Es que ayer oí rezar por primera vez el Avemaría, y no sé por qué me he pasado la noche llorando. Entonces le expliqué que también yo necesitaría pasarme llorando muchas noches para poder responder a esa pregunta.

Vida pública

(Lc 1,39-56 y Jn 2,1-12) 

Llegó el tremendo día en que su Hijo tuvo que abandonarla para irse al Apostolado. Fue tal vez una tarde, en la sobremesa: "Madre, mañana salgo a mi apostolado; dame tu bendición".  - Ya me lo esperaba, Hijo, desde hace tiempo.

Madre e Hijo se abrazaron efusivamente. María derramó furtivas lágrimas que cayeron sobre la túnica de su Hijo. 

Volvió a entender que ese Hijo no era suyo, no era para ella. 

Presentación en el templo

(Lc 2,22-39)   

Tercera instantánea del alma de María: el desprendimiento. Hemos visto su fe, su amor. Demos un paso más. 

Estaban felices con su Hijo en Belén. Parecía que esa felicidad no se iba a acabar. Quejarse de la pobreza, cuando tenían ese tesoro consigo, les hubiera parecido simplemente ridículo. 

Perdida en el templo

(Lc 2,40-50) 

Volvemos al templo...Parece que toda la vida de María gira en torno al templo. ¿Qué tendrá el templo que tanto fascina a María? 

La primera vez fue para ofrecer a su Hijo y quedarse sin él. Ahora vuelve a quedarse sin él durante tres días y lo encuentra una vez más en el templo para reafirmarle Dios que ese Hijo que tiene delante no le pertenece, está en los quehaceres de otro Padre, el Padre celestial.