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La Virgen María

Madre, no he sabido ser un buen hijo.

Nos hablaron de María en el sermón de la Iglesia: Bajaste los ojos tristes. ¡Qué Madre tan grande, tan maravillosa; Madre Purísima, Santísima, tan desperdiciada!

No has sabido ser buen hijo; ¡qué lejos de serlo! Has vivido a tu cuenta y riesgo la dureza de la orfandad; pero Ella sigue siendo tan buena madre como siempre: por Ella has logrado grandes cosas, sin merecerlo, sin saberlo, incluso, y sin haberlo agradecido.

Madre, en la difícil aventura de la vida.

Toda la naturaleza se ha vestido de colores y el sol brilla en todo su esplendor como deseando agasajar a María, quisiera hacerme partícipe de esta celebración dejándoles a través de estas letras unos pensamientos que les ayuden a amar y a querer más íntimamente a María, a esa Mujer excepcional que Dios nos ha regalado para que sea nuestra abogada, intercesora, compañera, guía y, sobre todo, Madre en la difícil aventura de nuestra vida.

M e d i t a c i ó n

Madre enséñame a orar contigo y como Tú lo hacías

Como la gallina a sus pollitos estabas con aquellos apóstoles asustados, infundiéndoles la fortaleza y el valor de una Madre. Les enseñaste a rezar, como Jesús les había enseñado, pues Tú eras una maestra insigne. Única. Bajo tu ejemplo ellos aprendieron a gustar la oración, a hacerlo de manera semejante a como Tú lo hacías. “Nosotros nos dedicaremos a la oración y a la predicación” diría más adelante Pedro a la comunidad de forma contundente.

Que ya ninguna otra cosa te angustie

En el relato del acontecimiento guadalupano se da cuenta de cómo, en la tercera de sus cinco apariciones, la Virgen de Guadalupe curó al tío de Juan Diego, a quien luego, con infinita ternura, le dijo que quería que eso quedara muy grabado en su corazón, lo que es desde entonces su maternal deseo para todos sus hijos de México. Así es como se narra:

La Anunciación

(Lc 1,26-38)

Quiero comparar a María con la llave de una caja fuerte que esconde mucho dinero. Ella no es el dinero, sólo es la llave. Pero sin la llave, no se abre la caja. Sin ella no llegaríamos a Jesús, verdadera y única riqueza para nosotros. "Ad Iesum per Mariam". María es la ventana a través de la cual el hombre se asoma a la divinidad de Cristo.

Por tanto, vamos a conocer a María. Me propongo, pues, dar algunos rasgos de la Virgen, partiendo del evangelio, para que la conozcamos un poco más y de ahí broten el amor y la imitación de sus virtudes.

Calvario

(Jn 19,25-27)

"El amor que no se alimenta en el sacrificio se hace trivial, común, banal, superficial...El amor que se nutre de cruz se hace profundo, se acrisola, se purifica, se hace fecundo".