La piedad popular ha desarrollado una fuerte devoción a la Virgen María en los meses de mayo y octubre. Sin desconocer los frutos de esta religiosidad, es conveniente acentuar la figura de la Virgen María en el tiempo del Adviento, en el cual nos encontramos ahora como preparación a la Navidad.
Ya el Papa Pablo VI nos decía que el Adviento “debe ser considerado como un tiempo particularmente apto para el culto de la Madre del Señor”, pues favorece la auténtica devoción a la Virgen María, que es llevarnos a Cristo Jesús. Efectivamente, María es la persona que vive más intensamente la cercanía de la Navidad, al sentir cómo el Hijo de Dios hecho hombre va creciendo en su seno. El que ella concibiera a Jesús fue por obra del Espíritu Santo, pero la gestación fue totalmente natural.
En nuestra Diócesis tenemos cuatro fiestas a la Virgen María en este tiempo del Adviento: La Inmaculada Concepción el 8 de diciembre; Nuestra Señora de Juquila el mismo 8 de diciembre; Nuestra Señora de Guadalupe el 12 de diciembre; Nuestra Señora de la Soledad el 18 de diciembre. No son fiestas que se han de celebrar como paréntesis del Adviento, sino que más bien intensifiquen el espíritu del Adviento. Hay algunas Diócesis en que se celebra otra fiesta muy propia del Adviento: Nuestra Señora de la Expectación, cuando es inminente el Nacimiento de Cristo Jesús.
Estos títulos o advocaciones, así como otros en nuestra Diócesis o fuera de ella, por ejemplo Nuestra Señora del Carmen, del Refugio, de Lourdes, de Fátima, del Perpetuo Socorro y muchos otros, se refieren a la misma y única Virgen María, Madre de Cristo Jesús. Cada advocación habla de un hecho histórico o de una forma concreta en que una cultura se dirige a María como nuestra madre, protectora, abogada y acompañante para ir al encuentro de Jesucristo, pues ella es el modelo de cómo estar con Cristo, seguirlo, imitarlo, anunciarlo, celebrarlo y servirlo. Uno de los aspectos que nos une como pueblo latinoamericano es la devoción a la Virgen María, con muchos y hermosos títulos que expresan el reconocimiento de su presencia en la historia y el desarrollo de las naciones.
La devoción a la Virgen María nos ayude a disponernos para que Jesús nazca en nuestro corazón, en nuestra familia, en nuestro trabajo, en nuestra comunidad.
+ Rodrigo Aguilar Martínez
Obispo de Tehuacán