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Valores

La tarea de los laicos

Cuando se habla de la misión de la Iglesia, se corre el riesgo de pensar que es algo que corresponde a quienes hablan desde el altar. Pero la misión que Cristo encomienda a sus discípulos ha de ser llevada a cumplimiento por todos los bautizados. Todo cristiano es asimilado –hecho similar- a Cristo por el Bautismo; es deber de todos los bautizados colaborar en la transmisión a los hombres de todos los tiempos de la palabra predicada por Jesús.  

La urbanidad

Goethe dice:”No hay ningún signo externo de cortesía que no tenga una profunda razón de ser moral”. Por desgracia, en la actualidad se ha difundido un equívoco que identifica la naturalidad y la autenticidad con el desprecio de las formas sociales. Así se dice que cada uno ha de manifestarse como es, sin dejarse uniformar por normas de urbanidad, corrección en el modo de vestir, de hablar, de comportarse en la mesa, etc., que serían reglas artificiales o postizas.  

La alegría de la vida limpia

A veces nos asombra el crecimiento de corrupción a nivel de gobernantes y a nivel del pueblo. Y es que existe una estrecha relación entre la vida casta y la honestidad. Como abunda la pornografía y el libertinaje, eso se refleja enseguida en la falta de ética en los demás campos. La castidad es una virtud que nos afecta a todos. El cuerpo es algo bueno y ha de emplearse según la recta razón, esto es, ha de quedar bajo el dominio de la inteligencia. No tengo el cuerpo en uso, yo mismo soy mi cuerpo.

La aventura de la vida ordinaria

Despacito y buena letra, que el hacer las cosas bien importa más que el hacerlas. Dicho popular 
Desde la fundación del Opus Dei, en 1928, San Josemaría Escrivá de Balaguer nos ha venido a recordar que el trabajo humano no es consecuencia del pecado original sino parte del plan de Dios para todo ser humano. El trabajo de cada día puede resultar novedoso si sabemos meter vida de fe y oración, y el trabajo más valioso será el que se haga con más amor de Dios. Decía el poeta que, en este mundo, todo será de acuerdo al cristal con que se mira.

La educación de los hijos, según San Juan Crisóstomo

Fue el más grande y amado entre todos los oradores cristianos. Nació en Antioquía hacia el año 344, de familia rica. Su padre ocupaba un cargo elevado en el ejército imperial de Siria. Muerto muy joven, tuvo qué encargarse de su educación su madre. A los 20 años Antusa quedó viuda y aunque era hermosa renunció a un segundo matrimonio para dedicarse por completo a la educación de su hijo Juan.

Garcilaso de la Vega, poeta renacentista

Garcilaso de la Vega nació en Toledo en 1501 ó 1502. El padre de Garcilaso, del mismo nombre, se distinguió bajo los Reyes Católicos. Se dedicó al servicio de las armas, que proseguirá de por vida junto al emperador Carlos V, con gran lealtad, y hacía poesía por afición.

En el siglo XVI ser poeta no era reconocido, escribían para amigos, se mandaban las poesías unos a otros. Los poetas suponían que sus versos no se publicarían jamás. El oficio de poeta no era remunerado, era una afición. La poesía era más aristocrática que democrática.

Fortalecer la familia

El matrimonio y la familia constituyen uno de los bienes más preciosos de la humanidad. Normalmente la gente desea tener una familia, es decir, un lugar en el que se sienta amada incondicionalmente. La familia es la organización humana en la que cada persona es aceptada por ella misma, y no por su inteligencia, simpatía, o utilidad del tipo que sea.  

¿Ser amigos de nuestros hijos?

A
menudo podemos oir frases como: Yo soy amigo de mis hijos...me cuentan
todo...salimos juntos...etcétera. Otros opinan que ellos, como padres,
no son, ni serán amigos de sus hijos: Amigos tendrán muchos, pero
padres sólo yo...los jóvenes deben reconocer que hay distancias, que
hay diferencias...y otro largo etcétera.

Los hijos no esperan

Hay
un tiempo para anticipar la llegada del bebé, otro para consultar al
médico, uno más para soñar lo que será este niño cuando crezca.
Asimismo, existe un tiempo para pedirle a Dios que me enseñe a criar al
hijo que llevo en mis entrañas, un tiempo para preparar mi alma, para
alimentar la suya, pues muy pronto llegará el día en que nacerá. Porque los hijos no esperan.